El 11 de enero de 1967, la Ciudad de México se cubrió de blanco debido a una nevada que comenzó a caer desde la madrugada; un hecho que sorprendió a los habitantes, pues no es común que suceda en este lado del país. Ese día, la ciudad alcanzó una temperatura de cuatro grados bajo cero y el nivel de la nieve fue de cinco centímetros de grosor, aunque, en algunas áreas, llegó hasta los 60 centímetros, como en ciertas localidades del Ajusco.
Las nevadas iniciaron desde el 9 de enero en la zona norte del país y, dos días después, llegaron a la capital mexicana. La presencia de la nieve fue motivo de alegría y diversión, sobre todo, para los niños; sin embargo, también, ocasionó caos, pues la ciudad no está diseñada para enfrentar este tipo de fenómenos meteorológicos. Muchas personas tuvieron problemas para llegar a sus destinos, ya que sus carros o los medios de transporte se quedaron atascados por la nieve, además de que algunas avenidas fueron cerradas. Las casas y el sistema de alcantarillado también se vieron afectados. Antes de ese hecho, la última nevada en la Ciudad de México había ocurrido en 1940, y después del evento de 1967, no se ha vuelto a presentar otro igual.
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