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Cuando el cine también se escucha


Soundtracks inmortales de la pantalla grande



Cuando se habla de cine, de la pantalla grande, del séptimo arte, no sólo se trata de los elementos visuales, sino, también, de los sonoros, que incluyen, entre otras cosas, la vestimenta musical, un componente fundamental que complementa la imagen y enriquece la experiencia del espectador.


La historia de la música en el séptimo arte comenzó con el cine mudo, cuando las piezas musicales eran necesarias para llenar el vacío de la ausencia de diálogo. En sus inicios, las películas se acompañaban de música en vivo, que, a menudo, se tocaba en un piano o por una pequeña orquesta. Con la llegada del cine sonoro, en los años 30, la música se consolidó como parte integral del lenguaje cinematográfico. Así, la historia nos ha demostrado que el cine ha podido y puede funcionar sin efectos de audio y sin diálogos, pero no sin la música, que alimenta a las escenas más significativas de las tramas y magnifica la sensibilidad del espectador, aumentando el impacto del discurso, ya sea en el momento más dramático, el clímax de la obra o el desenlace. De ahí, la importancia de contar con una buena banda sonora; incluso, ha habido casos en los que ésta ha superado a la imagen, al guion y a la historia, al punto de que la cinta es mucho más reconocida por la música que por la trama; o bien, ha contribuido para crear un filme completo, perfecto y digno de recordar.


Ahora bien, se distinguen dos tipos de soundtracks: el que se conforma de varias canciones previamente existentes, como el caso de Guardianes de la galaxia, que se vale de muchas melodías populares estadounidenses de la década de los 60 y 70; y aquel cuyas melodías (ya sea con letra o sólo instrumentales) fueron compuestas exclusivamente para la película, es decir, son originales.


Lo que nos compete en esta nota es el segundo tipo; pero, dado que hablar de los mejores soundtracks originales sería un tanto complicado, por la subjetividad que, indudablemente, se hace presente en este tipo de análisis, mencionaremos a las bandas sonoras más icónicas de la historia del cine; aquellas que, independientemente de si gustan o no, son reconocidas por el público desde el momento en el que suenan, al grado de que se han convertido en elementos de la cultura pop, que identifican no sólo a la película a la que visten, sino, también, incluso, en algunos casos, a eventos o situaciones relacionados con cierta temática, como vaqueros, terror, tensión, aventura, etcétera.




Cabe aclarar que, para realizar este listado, tomamos en cuenta rankings de sitios especializados en cine, junto con nuestro criterio. De igual manera, no incluimos a películas musicales, como Vaselina, Bailando bajo la lluvia, entre otras, ya que, por la naturaleza del filme, se presta a que la música sea ampliamente recordada, y mejor, para ello, en otra ocasión, podríamos hacer una nota de los “mejores musicales”.


Rocky

La banda sonora de las seis películas que conforman la saga de Rocky es de la autoría del compositor estadounidense Bill Conti, destacándose cada una de ellas por ritmos intensos obtenidos de diversos instrumentos de cuerdas, trompetas, guitarras funk y bongós, principalmente, que inspiran un sentimiento de lucha, sacrificio y superación. Sin embargo, la melodía más recordada e identificable, es el tema principal de la primera película (1976), titulado Gonna fly now, que proyecta a cualquier oyente a un entorno retador, al mismo tiempo en que el genera una actitud de confianza en uno mismo, fuerza, entrega, sacrificio y, sobre todo, de triunfo. Por todo a lo que remite, esta canción suele sonar en situaciones donde se quiere resaltar el desafío, el esfuerzo y éxito de una persona, y su partitura sirvió como base para la composición de otras melodías con ritmos similares, que tienen el mismo objetivo.


Psicosis

Bernard Herrmann, el compositor del soundtrack de esta película (1960) –considerada uno de los mejores filmes de Alfred Hitchcock y elogiada por la crítica internacional como una obra de arte cinematográfica–, se valió de los instrumentos de cuerda, principalmente violines, violas y violonchelos, creando los acordes precisos, para que cada track, con sus “chirridos” característicos, potenciara la atmósfera tensa, perturbadora, de suspenso y miedo que se veía en las imágenes de cada escena clave en la película. Y vaya que lo logró, ya que las melodías juegan un papel fundamental para generar una sensación de tensión, inquietud y terror en el espectador, especialmente en la icónica escena de la ducha. Lo más curioso es que Hitchcock consideraba el silencio como un recurso para aumentar el drama y la tensión; y para aquella escena de la ducha, no quería incluir ningún tipo de música, no obstante, Herrmann lo convenció de lo contrario. Sobra decir que esa decisión fue de lo más acertada, pues no sólo inmortalizó una escena dentro del cine de suspenso, sino que, también, en general, los acordes de la banda sonora de Psicosis se convirtieron en referencia para la composición de la música de terror en producciones futuras.


El padrino

Compuesta por Nino Rota e interpretada principalmente por una orquesta de cuerda, admitiendo también, otros instrumentos, como trompetas, oboes y saxofón, la partitura de este filme, sin duda, se complementa a la perfección con el guion, la fotografía y las actuaciones. Y es que cada acorde de cada melodía transporta al oyente a un ambiente de los años cuarenta, que, aunque la película mayormente se desarrolla en Estados Unidos, remite a Italia (país de origen de la familia protagonista), al lujo, al poder, pero, también, a la traición y a la frialdad de las personalidades implacables y determinadas en lograr sus objetivos. Los temas insignia de este soundtrack son “El vals del padrino” y, por supuesto, “Speak softly love”, también conocido como “Love theme”.


Halloween

No es de extrañarse que la banda sonora de la película Halloween (1978) esté dentro de este listado, pues el compositor, John Carpenter, también director de la cinta, se inspiró en la partitura de Psicosis y en el estilo de Bernard Herrmann. Las melodías se caracterizan por sus sonidos de piano, percusión y sintetizadores, conformados de tal manera que cada nota y acorde logran causar la sensación de terror, miedo y angustia. La melodía de Halloween theme, el tema principal de la película, es la que se ha quedado grabada en la memoria colectiva mundial, con su secuencia rápida de notas de piano, en conjunto con sus intervenciones de sonidos largos y graves de instrumentos de cuerda, que, sin duda, generan sensaciones de tensión, angustia y miedo; y es que, de hecho, la música fue el elemento que, en palabras de Carpenter, salvó a la película y la hizo posible, pues, según relató en una entrevista: “Proyecté el montaje final [de la película], sin efectos de sonido ni música, para una joven ejecutiva de 20th Century-Fox (me entrevistaban para otro posible puesto de director). No le dio ningún miedo. Entonces decidí ‘salvarla con la música’…  Unos seis meses después, me encontré con la misma joven ejecutiva que había estado en 20th Century-Fox (ahora, estaba en MGM). Ahora, a ella también le encantaba la película y yo sólo había añadido la música”.


Indiana Jones, Jurassic Park, Star Wars y Tiburón

Estas cuatro películas tienen en común que su banda sonora fue compuesta por John Williams, uno de los compositores más valorados de Hollywood y autor de otros soundtracks emblemáticos, como el de Superman (1978) y la saga de Harry Potter, E. T., por mencionar algunos. Su trabajo se distingue por la música orquestal, explotando el potencial de la gran cantidad de sonidos producidos a partir de diferentes instrumentos, en combinación entre sí y bajo los acordes precisos. De esta manera, Williams logra que los tracks de cada banda sonora tengan diferentes ritmos, que generen distintas emociones (desde tensión, suspenso, aventura, tranquilidad, etcétera), según lo requiera cada escena, e identifiquen la personalidad de los personajes, pero respetando el estilo melódico de cada soundtrack, haciendo que se conserve esa originalidad y autenticidad para cada película. Gracias a esa maestría, es posible diferenciar perfectamente la música de cada filme; no por nada, muchas de sus bandas sonoras se han quedado en la memoria colectiva, asociándolas tanto a emociones particulares como a los filmes y a las escenas icónicas a las que pertenecen.


En el caso de Indiana Jones, encargado de los soundtracks de toda la saga, a lo largo de más de 40 años, Williams incorporó elementos de distintos géneros musicales, como el jazz o la marcha militar, para intensificar las diferentes aventuras por las que pasa el protagonista. Las melodías más icónicas pertenecen a la primera entrega, Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, como “Raiders march”, asociada a las escenas heroicas de Indiana; “The medallion”, “The thought for Marion”, “Ride of the nazi hideout” y “The miracle of the ark”.


En Jurassic Park, además de todo lo anterior, la banda sonora admite el uso de sintetizadores y se distingue por la presencia de leitmotivs (temas musicales dominantes y recurrentes en una composición) para resaltar las escenas de peligro, suspenso y acción. En el documental The making of Steven Spielberg’s Jurassic Park, Williams revela que, para la composición de esta banda sonora, se imaginó lo que se podría estar escuchando ante un encuentro real con dinosaurios, “para capturar la sensación de asombro y fascinación”.

 

En el caso de Star Wars, lo que resalta es el uso de melodías para identificar y distinguir a cada personaje, objeto o situación, convirtiéndose en una especie de sello propio. Por ejemplo, el reconocido tema principal de la saga representa el heroísmo de Luke Skywalker y el resto de los personajes “buenos”; mientras que la también icónica “Marcha imperial” es la música insignia de Darth Vader.

 

Para Tiburón, Williams usó un estilo minimalista, un motivo simple de dos notas (mi-fa) y la técnica del leitmotiv, con lo que logró crear un sonido inquietante y de tensión. Las variaciones en el tempo y la intensidad del tema principal, cuyos acordes clave se reproducen en otros tracks de la cinta, refuerzan la sensación de peligro inminente y de alerta todo el tiempo ante la posible aparición del tiburón en cualquier momento. Curiosamente, pese a que este soundtrack se ha convertido en uno de los materiales musicales de la cinematografía más icónicos y en un referente auditivo del terror marino, en la película, no se usa esta ni otra música en los momentos en los que el tiburón ataca, lo que demuestra la maestría del compositor para incorporar los silencios como otro recurso de amenaza. De igual forma, llama la atención que, al principio, al director de la cinta, Steven Spielberg, no le gustó el tema principal y pensó que Williams estaba bromeando cuando le presentó el trabajo.

 

El bueno, el malo y el feo

Resulta interesante que un filme del Viejo Oeste que no pertenece al auténtico género del western estadounidense sea una de las primeras referencias al pensar en tramas de vaqueros, tanto por el guion y la fotografía como por la música. Y es que esta película es la más emblemática del llamado “spaghetti western”, que son películas de cowboys y el Viejo Oeste, de los años 60 y 70, pero producidas por directores italianos, en locaciones europeas, con menor presupuesto, que, con un estilo propio, intentan imitar el éxito de las auténticas películas estadounidenses de este género, de principios del siglo XX. La banda sonora de El bueno, el malo y el feo fue compuesta por Ennio Morricone, utilizando diversidad de instrumentos (guitarras, trompetas, armónica, cuerno inglés y percusión), así como efectos de disparos, silbidos, yodel y gritos, para evocar todavía más la atmósfera del Oeste.


El tema principal del filme, con tan sólo escucharlo, aún sin tener conocimiento de la película, transporta al oyente al Viejo Oeste, con su ambiente de tensión entre vaqueros y nativos, caballos y pistolas, cantinas, etcétera; además, posee secciones con sonidos de instrumentos específicos que identifican a los tres personajes principales, los cuales se reflejan a lo largo de la película, en sus intervenciones. La flauta se utiliza para aludir a Blondie (Clint Eastwood); la ocarina, para ‘El Malo’; y los coros, para ‘El Feo’.


Estas son sólo algunas bandas sonoras originales instrumentales que han quedado grabadas tanto en la historia del cine como en la memoria y el oído de la audiencia. Por supuesto que quedaron fuera muchas otras, pero, por cuestiones de espacio, nos sería imposible incluirlas todas. Aun así, no dejamos de reconocer el trabajo de los músicos y compositores, que, con sus melodías, nos regalan piezas auditivas maravillosas y hacen que la experiencia de ver cine sea mucho más placentera, independientemente del género del que se trate.



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