El 30 de junio de 1908, un meteorito impactó en el cielo de Tunguska, Siberia, con la fuerza de 30 bombas atómicas, lo que ocasionó que se escuchara un estrépito, que el cielo se cubriera de fuego y que cayera una intensa lluvia de piedras, la cual devastó los bosques. Dicho suceso se ha catalogado como el más fuerte y asolador de la historia, después del que causó la extinción de los dinosaurios, hace millones de años. Desde 2017, por decreto de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el aniversario de este acontecimiento se ha aprovechado para organizar una serie de eventos para crear conciencia y discutir sobre el peligro que representa la cercanía de asteroides a nuestro planeta, así como las consecuencias que habría si llegara a suscitarse una colisión con la atmósfera terrestre.
Debido a que se trata de fenómenos naturales, en los que el hombre poco puede intervenir, el día internacional también pretende diseñar un protocolo de acción y los métodos de comunicación y difusión del mismo, para alertar a la población mundial en caso de una amenaza o catástrofe. Y es que, según la NASA, en los últimos años se han identificado más de 16 mil objetos próximos a la Tierra, sin dejar de mencionar que, anualmente, el planeta es bombardeado por cerca de 16 toneladas de meteoritos, de aproximadamente diez gramos de masa, que pasan desapercibidos.
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