
Pese a todos los descubrimientos que se han hecho a lo largo de los siglos, nuestro mundo aún tiene muchos secretos por develar; incluso, aquella información que, hoy, tenemos, dominamos y damos como verdad absoluta puede no ser cierta del todo. Sobre la composición de la Tierra, se ha dicho, desmentido y afirmado de todo, y aun así, todavía no terminamos de explorarla. En la Antigüedad, por mucho tiempo, se pensó que era plana, hasta que Anaximandro de Mileto (c. 610 a. C.-546 a. C.) propuso que era cilíndrica.
Luego, Aristóteles (382 a. C.-322 a. C.) planteó que, en realidad, era esférica, una idea apoyada por Eratóstenes (217 a. C.-194 a. C.), quien calculó su circunferencia, siendo notablemente preciso. Posteriormente, Ptolomeo (100-170 d. C.) y Copérnico (1473-1543) formularon las teorías geocéntrica y heliocéntrica, respectivamente; y continuaron con el conocimiento Kepler (1571-1630), Galileo Galilei (1564-1642), Isaac Newton (1643-1727), entre otros estudiosos.
De esta manera, durante más de medio siglo, hemos creído que el núcleo de la Tierra es una bola sólida, porque así lo aprendimos en la escuela. Es más, la comunidad científica estaba convencida de que el centro del planeta se componía por una aleación de hierro comprimida, rodeada por una capa líquida.
Sin embargo, la veracidad de este conocimiento podría dar un giro inesperado, ya que una nueva investigación, publicada el pasado 20 de septiembre, en la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors, sugiere que la firmeza de la bola planetaria varía de metal duro a semiblando y líquido.
Un ‘nuevo mundo oculto’
Dicho estudio, realizado por el Instituto de Geofísica y Planetología de Hawái, en Estados Unidos, y la Agencia de Ciencia y Tecnología Marina-Terrestre de Japón, concluyó que, en el centro de la Tierra, existe ‘un mundo escondido’, diferente al que se creía hasta ahora.
Según los resultados obtenidos, el núcleo del planeta no sería completamente sólido, como se pensaba, sino que tendría una consistencia metálica, la cual pasa de dura a líquida. Estas nuevas características internas de la Tierra fueron descubiertas por Rhett Butler, sismólogo del Instituto de Geofísica y Planetología de Hawái, mientras trataba de comprender cómo viajan las ondas sísmicas a través de las diferentes capas del globo.
Con relación a este descubrimiento, Jessica Irving, sismóloga de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, señaló, para la revista de divulgación científica Live Science: “Estamos encontrando un mundo oculto completamente nuevo. Cuanto más lo miramos, más nos damos cuenta de que no es una aburrida bola de hierro".
El núcleo de la Tierra: un lugar inexplorable
A pesar de que, desde hace ya un buen tiempo, los científicos saben que la Tierra no es plana, como lo concibió el escritor Julio Verne, en su libro Viaje al centro de la Tierra, el interior de ésta aún permanece sin descubrir, pues el exceso de calor y la presión son demasiado altos e impiden que cualquier sonda humana penetre hasta el punto más profundo.
No obstante, la conclusión a la que llegaron los investigadores, derivada de estos nuevos hallazgos, es que el centro del planeta “tiene superficies duras contra el hierro fundido o blando. Así que estamos viendo muchos detalles dentro del núcleo interno que no veíamos antes”, afirmó Butler.
Esta investigación tiene el potencial de transformar la comprensión de los científicos sobre el campo magnético de la Tierra, pues, mientras el núcleo externo líquido, en remolino, lo impulsa, el núcleo interno ayuda a modificarlo, según un estudio publicado en Science Advances. Butler e Irving creen que un conocimiento más profundo en este tema ayudará a sus colegas y a la humanidad a entender la relación entre el interior del planeta y su actividad magnética, así como su relación con la vida.
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