Si hay algo que nos distingue a los mexicanos de la gente de otras nacionalidades, es nuestra personalidad alegre, cálida, amigable y cordial. Hay muchas encuestas en donde se les ha preguntado a los extranjeros qué opinan de nosotros, y la mayoría coincide en que tenemos un buen sentido del humor, que siempre estamos contentos y que los hacemos sentir en confianza. Y sí, los mexicanos somos fiesteros, jocosos, jacarandosos, luchones y con una actitud positiva ante la vida. Dicen que el lenguaje es el reflejo de la sociedad, por eso, no nos sorprende que una investigación haya concluido que el español que se habla en México es el idioma más feliz del mundo.
El estudio en cuestión se basó en el trabajo de los psicólogos Jerry Boucher y Charles Osgood, quienes, en 1969, postularon la hipótesis Pollyanna, la cual sugiere que el ser humano tiende a buscar el lado positivo de la vida, y lo refleja incluso en la forma en que se comunica; esto significa que, de manera inconsciente, al expresarse verbalmente, prefiere las palabras más optimistas y alegres, o bien, aquellas que no suenen tan agresivas, por encima de las negativas o las que denoten tristeza. Así, con el fin de verificar tal premisa, hace algún tiempo, Peter Dodds, director del Centro de Sistemas Complejos de la Universidad de Vermont, en Estados Unidos, realizó una investigación de tres fases, en la que comparó y evaluó el vocabulario de distintas lenguas.
Primera fase
Seleccionó 10 idiomas: español, inglés, francés, alemán, portugués, chino, ruso, coreano, indonesio y árabe. De cada uno, analizó 10 mil palabras (siendo un total de cien mil), las cuales fueron categorizadas en 24 conjuntos según su origen.
Segunda fase
Formó grupos de 50 hablantes nativos de cada idioma y les entregó los conjuntos de palabras para que indicaran cuáles eran las que utilizaban más, calificándolas en una escala del 1 al 9, donde el 1 remitía a un sentimiento triste o negativo, el 5 significaba neutralidad y el 9 correspondía a una sensación de felicidad o positiva. Tanto el español como el portugués fueron evaluados con hablantes de América Latina, en México y en Brasil, respectivamente.
Los resultados confirmaron la hipótesis Pollyanna, demostrando que, en efecto, existía una preferencia por los vocablos positivos en todos los idiomas, no obstante, el español de México (entendiendo que los mexicanos eligen ciertas palabras para comunicarse, diferentes, quizá, a las que usarían los españoles) obtuvo los resultados más altos, seguido, curiosamente, del portugués de Brasil.
Por lo anterior, Peter y su equipo concluyeron que la variante lingüística del español que hablamos en México es el idioma más feliz del mundo. Entre las palabras calificadas como negativas se encuentran, con puntuación entre 1 y 4: muerte, violencia, miedo, cáncer, pobreza, problema, gobierno, cero y último; las neutrales, de 5 a 6, incluyen banda, solo, ahorro, plantilla y conservación; mientras que las positivas, de 7 a 9, fueron novio, bien, perro, música, mujer, amor, vacaciones, ejercicio, besos, bebés, alegría y hermosa, por mencionar algunas.
Por su parte, el chino, el coreano y el ruso fueron los idiomas con los resultados más bajos.
Tercera fase
Una vez evaluadas las palabras, los investigadores desarrollaron el hedonómetro, un software que mide el grado de felicidad de algunas obras literarias clásicas, como Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; Anna Karénina, de León Tolstoi; El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas; la saga completa de Harry Potter, de J. K. Rowling; Moby Dick, de Herman Melville; y Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.
Las pruebas arrojaron que Moby Dick era una de las novelas más felices y positivas, Crimen y castigo se encontraba en la media, en tanto que El conde de Montecristo resultó ser de las más tristes.
Para algunos psicólogos, lingüistas y sociólogos, el estudio de Peter abre nuevas posibilidades de investigación entre la conducta y el lenguaje, sin embargo, otros consideran que las conclusiones no se pueden tomar como verdades absolutas, pues creen que la metodología es imprecisa, ya que no se evaluaron todos los idiomas y las muestras fueron muy pequeñas; asimismo, pudo haberse presentado el sesgo de aquiescencia, en el cual, las personas tienden a responder afirmativa o positivamente en las encuestas para generar un buen resultado.
Desde el punto de vista científico, tal vez sí haga falta todavía mucha investigación, no obstante, no podemos negar que somos tan expresivos y tan creativos en nuestro vocabulario que, quizá, nos atrevemos a decir, nuestro español sí sea el más alegre de todos los idiomas. ¿Usted qué opina?
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