Todos los inventos del hombre, de cualquier materia y por muy sencillos que sean, tienen un solo objetivo: facilitar las tareas a desempeñar y, por ende, la vida. Con el paso del tiempo, van mejorando su diseño y funcionalidad, para cubrir las necesidades de la gente y solucionar los problemas identificados con modelos anteriores. De esta manera nace el concepto de ergonomía, la disciplina que se encarga de estudiar las condiciones de adaptación entre los objetos y las personas que los manipulan o utilizan, con el fin de determinar e incrementar el grado de satisfacción de éstas, obedeciendo a sus demandas fisiológicas, físicas, anatómicas y psicológicas. Busca que los productos futuros brinden comodidad al usuario, de modo de que se sienta feliz y motivado para desempeñar sus labores; por lo tanto, es un elemento clave para aumentar la productividad y cuidar la salud.
La creación de un objeto ergonómico implica mucha investigación sobre los hábitos de las personas más un diseño adecuado, el cual, a su vez, contempla estructura, tamaño y materiales. El concepto se aplica a distintos ámbitos: los utensilios de cocina, juguetes, vehículos, herramientas y, por supuesto, al mobiliario. Haremos hincapié en este último debido a que, quizá, sin darnos cuenta, es con el que más convivimos día a día tanto en el hogar como en el trabajo, sobre todo, aquellas personas cuyo empleo les obliga a permanecer más de ocho horas sentadas.
Se ha demostrado que pasar largos períodos de inactividad y en una misma posición es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades musculoesqueléticas y cardiovasculares. De hecho, a esta situación se le ha denominado “síndrome del oficinista”, donde son comunes los dolores de hombros, espalda, cintura, cuello, articulaciones, extremidades y túnel carpiano (muñeca), sin dejar de mencionar el estrés y la distracción; de ahí la importancia de contar con muebles ergonómicos que eviten la tensión del cuerpo, brinden soporte y mejoren la postura.
De acuerdo con un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los mexicanos son quienes dedican la mayor parte del tiempo a su trabajo, con un promedio de 2 mil 255 horas al año, lo que equivale a 43 horas por semana.
Por lo anterior, los fabricantes de muebles ofrecen diferentes opciones que incorporan funciones como ajustar la altura y la inclinación, ruedas para facilitar el desplazamiento y materiales acolchonados, entre otras. Por supuesto que la estética y la creatividad no están peleadas con la practicidad, dependerá mucho del talento del diseñador, sin embargo, una silla ergonómica, por ejemplo, debe incluir un asiento amplio, suave y con una ligera curvatura al centro para los glúteos; un respaldo en forma de S, que ayude a enderezar la columna; y, de preferencia, reposabrazos.
Algunos escritorios incorporan la función sit-stand, que les permite hacerse más altos o pequeños para que la persona pueda trabajar en ellos estando parada o sentada, o a diferentes niveles de altura según se sienta cómoda, de acuerdo a su complexión, tamaño y actividad.
Otros artículos relacionados con el trabajo, que también están planeados para garantizar nuestra comodidad, son: los teclados, cuyo diseño guarda una inclinación hacia el frente; los ratones, que tienen una carcasa convexa que se ajusta a la palma de la mano; o los mouse pads, que algunos incluyen una almohadilla, pensada para descansar la muñeca.
Cabe mencionar que, debido a su tecnología, los muebles ergonómicos no son baratos al principio, no obstante, a largo plazo sí representan un ahorro. Según la empresa de diseño de mobiliario Herman Miller, éstos tienen una vida útil de aproximadamente 12 años o más, mientras que la de los productos más sencillos se reduce casi a la mitad.
Es importante remarcar que el usuario debe aprovechar y saber utilizar el equipamiento de los muebles ergonómicos, para que éstos cumplan su función. Aquí le dejamos un breve instructivo sobre cómo utilizar una silla de oficina con respecto a la computadora:
· Sentarse con la columna recargada sobre el respaldo de la silla, en una posición recta. La flexión de la cadera debe tener un grado de inclinación de 90 grados.
· El asiento debe estar completamente horizontal, de modo que, al estar sentado, los muslos queden paralelos al piso. De igual manera, lo ideal es que la flexión de la rodilla se ubique entre los 90 y 110 grados; y lo mismo aplica para el ángulo de los brazos.
· El monitor de la computadora debe estar inclinado ligeramente hacia atrás (algunos equipos de escritorio y las laptops ya cuentan con esa función reclinable), y es preciso que existan entre 40 y 70 cm de distancia entre la parte más profunda de la pantalla y los ojos. Asimismo, el monitor debe estar a la altura de nuestra vista, para asegurar que mantengamos la postura del cuello derecha y así evitar una flexión prolongada hacia arriba o hacia abajo.
· La altura del escritorio y el teclado debe coincidir con la de la cintura.
En conclusión, los muebles ergonómicos tienen un impacto positivo en diferentes aspectos de nuestra vida diaria: ayudan a conservar la buena salud y a evitar padecimientos, mejoran el estado de ánimo, ayudan a aumentar la productividad y garantizan una excelente resistencia y durabilidad.
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