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México vs. el coronavirus. Aportes de nuestro país para poner fin a la pandemia


En múltiples ocasiones, se ha demostrado que los mexicanos tenemos el ingenio y la creatividad suficiente para lograr grandes cosas. Todos los días, sin que se haga difusión, hay gente trabajando en nuevos proyectos que prometen un beneficio a la población en distintos ámbitos; estudiantes de diversas universidades frecuentemente son noticia por el éxito de sus investigaciones o por sus triunfos en competencias internacionales, entre muchos casos que demuestran que en verdad hay talento. En estos tiempos de crisis e incertidumbre, donde toda ayuda, propuesta y buena intención son bienvenidas, nuestro país, a través de escuelas, institutos, centros de investigación y, sobre todo, gran voluntad, se une a los esfuerzos para buscar y desarrollar diferentes soluciones que ayuden a contener el virus SARS-CoV-2. Como ejemplo de lo anterior, destacamos:

Detector “instantáneo” de COVID-19


Fue desarrollado por un equipo de investigadores del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Se trata de un dispositivo portátil que puede diagnosticar la enfermedad en tan sólo 15 minutos. Además, puede sincronizarse con un celular, para monitorear el proceso de detección en tiempo real y enviar al médico tratante los resultados por correo electrónico también al momento.

A diferencia del método que propone la OMS para el diagnóstico del COVID-19, a través de la prueba molecular conocida como transcriptasa inversa y reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR), que consiste en someter la muestra a distintos ciclos de temperatura y requiere de instalaciones específicas y equipo sofisticado, el modelo del IPN resulta mucho más práctico, pues utiliza la técnica de transcripción reversa acoplada a la amplificación isotérmica medida por bucle (RT-LAMP), donde la muestra se mezcla con una enzima fluorescente y otros reactivos, y se calienta a una temperatura constante de 65 °C, para que se produzca una copia de los genes exclusivos del virus; un método que ha demostrado su efectividad en la detección de otras enfermedades, como el dengue.

Gracias a la inmediatez de respuesta, el aparato resulta ideal para ser usado en personas asintomáticas o en aquellas que presentan síntomas leves de la enfermedad, con la posibilidad de recuperarse en casa y así evitar que acudan a un hospital y entren en contacto con pacientes graves; aunado a que su costo es más asequible en comparación con el de una prueba convencional, que ronda entre los mil 500 y 2 mil pesos, llegándose a elevar hasta los 5 mil pesos.

La prueba ya está lista y se ha comprobado su funcionamiento, no obstante, se encuentra en proceso de validación ante el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) para que pueda ser distribuida al personal de salud. El reto siguiente es conseguir financiamiento para aumentar la producción y hacerla llegar a más zonas del país.

Máscara GEA-MADiT


Es producto de una colaboración entre el Centro de Innovación Médica Aplicada del Hospital GEA González, el Tecnológico de Monterrey y el Laboratorio Nacional de Manufactura Aditiva y Digital (MADiT) y el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología de la UNAM. Está hecha de PETG y su diseño cilíndrico permite que todo el rostro quede protegido, de oreja a oreja y desde la frente hasta la parte baja del mentón, sin bloquear la visibilidad, lo que minimiza en un alto porcentaje la posibilidad de contagio. Resiste largas jornadas de trabajo, es ligera y reutilizable, admite el uso conjunto de cubrebocas, gorros y gafas, y puede lavarse con agua y jabón o limpiarse con gel antibacterial al 70 % de alcohol, ya que, al estar expuesta al virus, no está exenta de transportar los patógenos.

El proyecto nació con la intención de ser un auxiliar en las labores del personal médico, sin embargo, se ha extendido a toda la población a manera de evitar los contagios. Por tratarse de un producto hecho sin fines de lucro, no está a la venta en ningún sitio, sino que la UNAM ha activado un portal web de acceso abierto que contiene toda la información necesaria para su fabricación en casa, como los materiales, manufactura y armado.

Biosensor detector de COVID-19


De acuerdo con los comunicados oficiales del desarrollador, el Laboratorio Nacional de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y Terapia, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, “el biosensor realiza una detección específica del virus, con una carga viral menor”, en un máximo de 90 minutos, de manera que ofrece un diagnóstico oportuno, lo que lo diferencia de las pruebas que se enfocan en los anticuerpos IgM e IgS, que identifican la infección en etapas más avanzadas.

Al igual que el dispositivo del IPN, este biosensor pretende ser una alternativa más económica, con un costo aproximado de 300 pesos por prueba, y también se encuentra a la espera de la validación por parte del InDRE. Para futuros proyectos, se piensa en construir una especie de point of care, un dispositivo similar a una prueba de embarazo, capaz de diagnosticar la enfermedad con mayor rapidez, que sea mucho más barato y de acceso universal.

Respiradores de emergencia


Dada la alta demanda de ventiladores en los hospitales del país, principalmente en la Ciudad de México, el Laboratorio de Instrumentación Espacial, LINX, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, se propuso crear un respirador alternativo de emergencia, que ayude a mantener con vida a pacientes graves de COVID-19 mientras esperan a que un ventilador más sofisticado se desocupe. Para esto, se desarrollaron dos modelos similares, portátiles y de bajo costo, que funcionan con una bolsa que bombea el oxígeno. Ambos modelos superaron todas las pruebas realizadas en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y ahora se encuentran a la espera de los permisos que otorga la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Se prevé que, en cuanto eso quede resuelto, puedan comenzar a distribuirse en los hospitales y en las regiones del país menos favorecidas.

Insumos médicos variados


Miguel Huerta es un profesor de diseño en la Universidad Jesuita de Guadalajara, ITESO, quien, de acuerdo con el portal de la institución, ha emprendido proyectos exitosos, como la construcción de una prótesis de brazo, que hizo eco en el mundo, siendo reconocida, incluso, por el actor Will Smith. Ahora, en atención a la pandemia, el académico trabaja en la elaboración de distintos artefactos médicos, como una careta de protección, una caja de intubación, un duplicador de ventiladores que permita incrementar el número de camas disponibles en los hospitales, y una aplicación que pueda calcular el riesgo que tiene una persona portadora de COVID-19.

De igual manera, el profesor ha puesto a disposición de toda la población los instructivos y la información de las características de sus modelos, para que cualquier persona pueda fabricarlas. Así mismo, ha intentado convencer a las empresas refresqueras para que impriman en sus envases un patrón de recorte que sirva para construir una careta contra contagio.

Por su parte, el Tecnológico de Monterrey también trabaja en el desarrollo de un prototipo de ventilador y otros artículos. Pablo Estrada Reynoso, estudiante de la institución, campus Laguna, en Coahuila, diseñó el prototipo de una máscara de protección con filtros intercambiables, para uso del personal sanitario que está en contacto directo con los enfermos. Su modelo ganó el primer lugar en el Concurso de Diseño de Soluciones de Emergencia para Hospitales y Ambulancias, organizado por el voluntariado de la Secretaría de Salud de Coahuila.

En este mismo enfoque sobre la creación de caretas, otras instituciones han diseñado diferentes modelos, como el Tecnológico Superior de Huachinango, en Puebla, la Universidad de Veracruz, la Universidad Autónoma de Aguascalientes y la Universidad Anáhuac, por mencionar algunas.

Gel antibacterial


Estudiantes de la Universidad Tecnológica Tarahumara, en Chihuahua, elaboraron un gel antibacterial hecho a base de alcohol y extracto de hierbabuena y chuchupate, dos plantas nativas que se caracterizan por sus propiedades antisépticas. Su intención es repartirlo entre las comunidades indígenas más vulnerables y que no tienen fácil acceso a la atención médica.

Posible vacuna contra el virus


Recientemente, la UNAM y el gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, pactaron la creación de un laboratorio en el que se pueda perfeccionar la investigación para el desarrollo de una vacuna contra el nuevo coronavirus. Se prevé que éste pueda instalarse en las locaciones de las Facultades de Medicina o Veterinaria.

Estos ejemplos son únicamente una pequeña eviencia de la cantidad de esfuerzos que se han emprendido en nuestro país para detener al coronavirus, por parte de grandes instituciones, pero también de todas aquellas personas emprendedoras que tienen ganas de contribuir y que nos demuestran que todo suma.

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