
A inicios del siglo XX, Auguste Piccard, profesor de física en Bruselas, diseñó y mandó a construir una cápsula hermética de aluminio, presurizada, que pudiera elevarse gracias a un globo aerostático de hidrógeno, que utilizaría para llegar a la estratósfera, poder examinar de cerca los rayos cósmicos (los cuales había estado estudiando durante una década), comprobar que éstos se originaban en esa capa del planeta y apoyar la Teoría de la Relatividad, de Einstein, a quien conocía de años. Así, el 27 de mayo de 1931, Piccard y Charles Kipfer, su ayudante, llegaron a la estratósfera, alcanzando una altura récord de 15 mil 971 metros, sobre el cielo de Augsburgo, Alemania.
Durante su tiempo en el aire, Piccard no sólo calibró los rayos cósmicos, sino que se convirtió en la primera persona en observar la curvatura de la Tierra. Después de hacer sus estudios, él y su ayudante intentaron descender, sin éxito, por lo que estuvieron flotando sin rumbo, entre Alemania, Austria e Italia, durante 17 horas, aproximadamente. En tierra, ya los daban por muertos, sin embargo, aparecieron vivos y salvos sobre un glaciar de Gurgl, en los Alpes austríacos.
Después de esta hazaña, Piccard realizó 27 viajes en globo para realizar experimentos y, luego, decidió explorar las profundidades del mar.
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