Al igual que los seres humanos, la medicina ha ido evolucionando de manera exponencial con el paso del tiempo; en gran parte, este proceso fue ocasionado por la innovación y por la investigación científica; sin embargo, al voltear al pasado vemos que, hace algunas décadas, existían ciertas prácticas médicas que, hoy, debido a los avances, las consideraríamos como barbaridades. Muchas de ellas fueron de buena fe y experimentando con lo que se sabía entonces; otras, por desconocimiento o por aprovechamiento de las personas que se encontraban al borde de la muerte.
En este artículo, mencionamos algunos métodos extravagantes de curación que se llevaban a cabo en el pasado.
Sangrías
Consistían en la extracción de sangre de un paciente mediante un objeto punzante o con agujas; aunque, en algunos casos, también, se utilizaban sanguijuelas. Con esto, se pretendía equilibrar los llamados ‘humores del cuerpo’: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Se consideraba que estos fluidos eran segregados por el corazón, el cerebro, el hígado y el bazo, respectivamente. Las sangrías eran una práctica muy común a partir del siglo XV y fueron utilizadas hasta una gran parte del siglo XIX.
Hoy en día, este procedimiento ya no se utiliza, por carecer de efectos curativos; sin embargo, hay personas que padecen de poliglobulia, un trastorno médico que se podría definir como el aumento de glóbulos rojos, de tal manera que, para disminuir la cantidad de sangre dentro de su cuerpo, se recomienda realizar donaciones de este fluido.
Tratamientos con mercurio
Actualmente, conocemos todos los efectos tóxicos que tiene el mercurio dentro de nuestro cuerpo; sin embargo, esto no era sabido hace algunos años, y la prueba de ello es que, en el siglo XV, aproximadamente, se utilizaron sales hechas de este metal pesado, con la finalidad de tratar la sífilis; incluso, en algunos casos, se aplicaba como antiséptico para heridas. La administración del tratamiento podría ser por vía oral, rectal o mediante fricción en el cuerpo, con un ungüento hecho de mercurio, jugo de limón, mantequilla de cerdo, ceniza y aceite, el cual debía extenderse por todo el tronco, por siete veces. El número siete tiene que ver con el pensamiento mágico-religioso de ese entonces.
Ninguna civilización antigua tenía los conocimientos necesarios sobre la anatomía o fisiología humana, por lo que no conocían el efecto perjudicial que tiene el uso de este elemento. Es considerado como tóxico por sus efectos secundarios dentro del sistema nervioso, el inmunológico, el digestivo, el respiratorio y el renal, ocasionando temblores, insomnio, pérdida de memoria, alteraciones cognitivas o motoras e, incluso, hasta la muerte.
Los metales pesados también fueron utilizados por los egipcios, sobre todo, el plomo, el cual es un elemento que también posee alta toxicidad y que puede ocasionar muchas alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso de los niños y alteraciones cardiovasculares en adultos. Dicha civilización lo utilizaba como método de protección contra la resolana al impactar contra la arena y lo empleaban para la representación de ellos mismos en las pinturas.
Trepanaciones
La trepanación consiste en la realización de un agujero en el cráneo, con un elemento punzante; se cree que se usaban cuchillos de metal, con la finalidad de llegar hasta el cerebro. Los arqueólogos han constatado esta práctica en el período neolítico, sobre todo, en civilizaciones antiguas, como la egipcia o la maya. Su principal función era la cura de padecimientos neurológicos, como migrañas, epilepsias o psicosis. No obstante, no se puede determinar con seguridad si la práctica consistía en una intervención quirúrgica o respondía sólo a un ritual.
Aunque se podría considerar que las personas no sobrevivían a este procedimiento, se han encontrado cráneos trepanados, con signos de supervivencia, demostrándose esto mediante el crecimiento de hueso nuevo alrededor del agujero de la trepanación. Por extraño que parezca, esta práctica sigue vigente, pero ya con otra visión, pues los neurocirujanos la utilizan para drenar algún hematoma en el cerebro.
Enemas de humo de tabaco
Durante toda la historia de la humanidad, se han aplicado infinidad de enemas; sin embargo, los que se hacían de humo de tabaco llaman la atención por ser poco creíbles. Este procedimiento consistía en introducir el humo de tabaco por la región anal del paciente, usando dispositivos especiales; con esta práctica, se pretendía tratar diversos padecimientos, desde simples resfriados hasta luchar con el cólera; también, se utilizaba para reanimar a personas que habían fallecido por ahogamiento.
Dicha técnica fue cayendo en desuso hasta el siglo XX y fue desestimada por los efectos nocivos que el tabaco causaba en los sistemas cardiovascular y respiratorio.
Hierros candentes para acabar con las hemorroides
Desde la Edad Media, las personas padecían de las molestas hemorroides, y una de las técnicas curativas que se aplicaban para tratarlas era el uso de unas varillas de hierro candentes. Aunque este tipo de terapia se utilizaba con más frecuencia para detener hemorragias, también, lo empleaban como método de cauterización de la hemorroide activa.
Puede ser que esta práctica sí tuviera algún efecto curativo en la hemorroide, pero, seguramente, la persona que era sometida a ella no pasaba un rato agradable.
Después de leer lo anterior, no nos queda más que agradecer el existir en esta época y que la tecnología, la medicina y los métodos de curación hayan avanzado tanto, siendo más cómodos para todas las partes involucradas (médicos y pacientes), menos invasivos y dolorosos. Y es que, por ejemplo, si de por sí, para muchos, no es muy agradable acudir con el dentista, ¿se imagina que le sacaran una muela sin aplicar nada de anestesia? Sin duda, qué bueno que no nos tocaron esos tiempos.
留言