Habiendo existido en la segunda mitad del siglo XVIII, fue archiduquesa de Austria y esposa del último monarca de Francia, Luis XVI, con quien se casó con el objetivo de unificar a las dinastías austríaca y francesa. Sin embargo, tanto la corte de Francia como el pueblo (que estaba hundido en la miseria y el hambre) no la querían debido a que la consideraban una reina caprichosa, frívola y derrochadora, y la acusaban de promover toda clase de intrigas y de influenciar al rey para actuar a favor de los intereses austríacos.
Un par de años después del estallido de la Revolución Francesa (1789), ella y el rey fueron detenidos y encarcelados en París, en la torre de Temple. El 16 de octubre de 1793, María Antonieta fue llevada al cadalso (tablado construido para la ejecución de una persona) montado en la Plaza de la Revolución (actualmente, la Plaza de la Concordia), en París, en medio de abucheos e insultos de la multitud que se había reunido para presenciar su muerte en la guillotina. De esta manera y casi nueve meses después de la ejecución de su marido, María Antonieta, que, después, se convirtió en una figura importante de la historia y de la cultura popular de Francia, falleció, a los 37 años de edad.
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