Sin nadie saberlo ni esperarlo, fue el 26 de junio de 1977, en el Market Square Arena, en Indianápolis, frente a 18 mil personas. El concierto inició a las 8:30 de la noche, con espectáculos introductorios de artistas menores hasta que el Rey del rock & roll apareció, en punto de las 10 p. m., luciendo su icónico mono blanco con dorado, con el calendario azteca bordado en la parte del pecho y la espalda.
Cantó sus clásicos, como Jailhouse rock, Hound dog, It’s now or never, entre otros; bromeó e interactuó con el público; e invitó a otros músicos al escenario. Casi al final del show, curiosamente, dijo estas palabras: “Me gustaría decir que este es el último día de nuestra gira. No podíamos haber tenido un público mejor. Ustedes han hecho que valga la pena”. Después de 80 minutos de rock & roll, cerró el concierto con Can’t help falling in love, siendo la última canción que interpretaría en un escenario, y se despidió, diciendo: “Volveremos a vernos. Que Dios los bendiga. Adiós”.
Esa era su presentación número 55 del año y formaba parte de una pequeña gira, de nueve conciertos, que Elvis había iniciado del 17 al 26 de junio. Su idea era descansar un tiempo y retomar el tour a mediados de agosto. Lamentablemente, eso no sucedió, ya que falleció el 16 de agosto de 1977, por un paro cardíaco.
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