La colonoscopia es considerada un examen de gabinete, en donde se introduce una sonda larga y flexible en el recto, la cual cuenta con una pequeña cámara de video, en la punta, permitiendo que el médico pueda observar el tejido interno del colon, con la finalidad de poder detectar distintas patologías del último órgano del aparato digestivo.
Durante la colonoscopia se pueden extirpar algunos pólipos u otros tipos de tejido anormal, además de que se pueden tomar biopsias (muestras de tejido), para, posteriormente, ser analizadas bajo el microscopio.
¿Para qué sirve?
El médico puede solicitar una colonoscopia para investigar el origen de algunos signos o síntomas intestinales, como la diarrea crónica, el sangrado rectal, dolor abdominal y otros problemas gastrointestinales. También, para detectar cáncer de colon, sobre todo en hombres mayores de 45 años, y si existen factores de riesgo, en algunos casos, se puede recomendar realizarla cada 10 años. La colonoscopia es útil para identificar pólipos y extirparlos, ya que la presencia de éstos en el colon puede favorecer la aparición del cáncer.
Generalmente, las colonoscopias presentan pocos riesgos; sin embargo, en algunas ocasiones, se puede presentar alguna complicación, como reacción a la sedación utilizada durante el estudio, sangrado en el lugar donde se tomó una biopsia o se extrajo un pólipo u otro tejido anormal, perforación del colon o desgarro de la pared.
¿Cómo prepararse?
Para disminuir los riesgos, el colon debe estar completamente vacío, pues cualquier residuo que haya puede dificultar la visualización de dicho órgano y del recto durante la inspección. Es importante seguir una dieta especial el día anterior al examen, por lo general, no se deberán consumir alimentos sólidos las 24 horas previas. Las bebidas sí están permitidas, pero sólo si son líquidos claros, como agua, té, café sin leche ni crema, consomé (sólo caldo) y bebidas carbonatadas. Se deben evitar los líquidos de color rojo, ya que estos pueden confundirse con sangre durante la colonoscopia.
De igual forma, es común que el médico recete un laxante para ser consumido el día previo al examen o, incluso, el mismo día del procedimiento; esto, con la finalidad de tener el colon completamente vacío antes de introducir la sonda.
Este estudio requiere que el paciente se encuentre sedado, por lo que es importante indicar al médico qué medicamentos está tomando, con, al menos, una semana de anticipación, sobre todo si se tienen comorbilidades importantes, como diabetes, hipertensión o alteraciones cardiovasculares; asimismo, indicar si también se consumen suplementos alimenticios que contienen hierro.
Es de vital importancia especificar si se toman fármacos como la aspirina o anticoagulantes, como la warfarina, dabigatrán o rivaroxabán, que son utilizados para disminuir el riesgo de formación de coágulos y, por ende, los accidentes cerebrovasculares; así como también es preciso indicar si se toman medicamentos que afectan a las plaquetas, como el clopidogrel. El médico determinará si es necesario suspenderlos por completo o sólo realizarse un ajuste en la dosis de los medicamentos.
¿Cómo es el procedimiento?
Al momento de realizar el estudio, el paciente solamente porta una bata. Por vía intravenosa, se administra la anestesia o la sedación, que, también, puede ir acompañada de algunos analgésicos para que lleguen directamente al torrente sanguíneo, para aliviar las molestias de forma rápida. Para iniciar con el procedimiento, el paciente se acuesta sobre un lado, en la camilla de exploración, con las rodillas flexionadas al pecho; posteriormente, el médico introducirá la sonda, por el recto.
El colonoscopio cuenta con la longitud suficiente para alcanzar a visualizar todo el colon; tiene una luz y una sonda (canal) que permite que el médico pueda introducir dióxido de carbono, para inflar o expandir el colon y obtener una mejor visión del revestimiento interno.
La cámara envía imágenes a un monitor externo, para que el médico pueda examinar el interior del colon y pueda hacer el diagnóstico y/o determinar el tratamiento de diversas patologías digestivas. Por otro lado, también, se pueden introducir diversos instrumentos para realizar la toma de las biopsias o para extirpar pólipos o tejido anormal. Este estudio tiene una duración de 30 a 60 minutos, aproximadamente.
Después del examen, es necesario tener un reposo de una o dos horas, para poder recuperarse completamente de los efectos sedantes. Es importante tomar en cuenta que, después del procedimiento, no se podrá manejar ningún vehículo. Es normal sentirse hinchado y que se liberen gases durante las horas posteriores al estudio; sin embargo, caminar puede ayudar a disminuir las molestias. También, puede llegar a ser normal observar una pequeña cantidad de sangre en las primeras evacuaciones, pero si esto continua en las subsecuentes, es importante consultar con el médico, para una revisión.
Se considera que una colonoscopia es negativa cuando el médico no encuentra ninguna anomalía en el colon y puede recomendar que se realice nuevamente el estudio en 10 años, sobre todo si se cuentan con factores de riesgo para cáncer de colon. No obstante, el tiempo puede ser menor si el médico considera que es necesario observar algunos pólipos particularmente.
Una colonoscopia es positiva cuando se encuentra algún pólipo o tejido anormal en el colon. La gran mayoría de los pólipos no es cancerosa, pero algunos pueden llegar a ser precancerosos. Generalmente, éstos son extirpados durante la colonoscopia y son enviados al laboratorio, para analizarse, con la finalidad de determinar si son cancerígenos, precancerosos o no cancerosos.
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