La fístula obstétrica es un orificio que se presenta entre el canal de parto y la vejiga o el recto, y se produce por una obstrucción prolongada en el trabajo de parto, por no recibir atención médica oportuna, como una cesárea de emergencia. Esta lesión suele presentarse en mujeres embarazadas que no tienen acceso a sistemas médicos y de atención sanitaria de calidad, que carecen de asistencia obstétrica de urgencia básica y completa, y/o que son adolescentes, ya que su pelvis aún no está del todo desarrollada para soportar el parto. También, se observa en embarazos gemelares, cuando el bebé viene mal posicionado y cuando la madre tiene desnutrición, baja estatura y salud general deficiente.
En la mayoría de los casos, las fístulas pueden corregirse con una operación, pero si no se tratan oportuna y adecuadamente, pueden causar incontinencia urinaria o fecal, infecciones cutáneas, trastornos renales y hasta la muerte. Lo anterior conduce a que las mujeres caigan en depresión y en aislamiento social.
Con el fin de informar, educar y crear conciencia en la población femenina sobre este problema, que conlleve a tomar acciones para prevenirlo, desde el año 2013, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, cada 23 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Erradicación de la Fístula Obstétrica. El objetivo, además, es erradicar la fístula para el año 2030.