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Las de endenantes

Un compendio que rescata ‘lo más padre’ del vocabulario coloquial mexicano, que contiene ‘de tocho morocho’





Desde hace unos pocos años, hasta la fecha, se han venido escuchando, sobre todo entre la población adolescente, nuevas palabras dentro del vocabulario cotidiano, como youtuber, influencer, ‘lit’ (contracción de ‘literal’), crush, entre otras. Estos términos, desconocidos hace décadas y que, quizá, les resulten raros a nuestros padres y abuelos, se han incorporado al léxico ‘informal’ debido a las presentes vivencias y a las diversas situaciones que han marcado la cultura popular actual, tanto dentro del país como en el mundo.


Podría decirse que el lenguaje, aunque inanimado, es un fenómeno ‘con vida’, pues va evolucionando, va cambiando, se adapta, crece, tiene ‘personalidad’ propia y, si no se utiliza, muere. Es en este contexto donde el empresario y escritor mexicano Bruno Newman encontró un campo fértil para una de sus mayores aficiones, el coleccionismo, seguro de que no sólo se pueden atesorar objetos, sino, también, palabras.


Así, durante años, Newman se dedicó a buscar y a reunir aquellas voces coloquiales del español mexicano, que han caído en desuso, con el objetivo de rescatarlas e impulsar su popularidad entre el vocabulario de las nuevas generaciones, para evitar que ellas y parte de nuestra cultura lingüística mexicana desaparezcan. Para esto, cada que escuchaba alguna palabra o frase coloquial vieja, curiosa, chistosa e ingeniosa, la anotaba en una libretita que siempre portaba con él, para no olvidarla. De esta manera, surgió el libro Las de endenantes, que revela su intención e introduce a lo que será su contenido desde el título, con ese término extraño:



Endenantes
Adverbio. Coloquial. Hace poco, antes, hace un momento.


En casi 200 páginas, el autor define, en orden alfabético, el origen, el o los significados y las aplicaciones de más de 2 mil frases o palabras que han perdido terreno dentro del argot de los mexicanos a lo largo del tiempo, como ‘ruletero’, forma en la que se les llamaba antes a los taxistas, mientras que a su vehículo se le refería como ‘libre’ debido a que, cuando estaba disponible, tenía un cartón en el parabrisas, con esa indicación.


Otras palabras que pueden encontrarse en esta primera edición del libro, presentado en 2021, son: ‘ahorititita’, ‘alcahuete’, ‘cascarita’, ‘barbaján’, ‘chorcha’, ‘encorajinado’, ‘fodongo’, ‘machincuepa’, ‘móndrigo’, ‘pepena’, ‘rascuache’, por mencionar algunas.


En cuanto a las frases, están: ‘ponerse almeja’, ‘no se cuece al primer hervor’, ‘dar el pitazo’, ‘teje y maneje’, ‘estar clavado con algo’ o ‘clavarse algo’, ‘poner del asco’, ‘echar toda la carne al asador’, ‘dar el pilón’, ‘no hay tu tía’, ‘no hay que buscarle tres pies al gato’, ‘tirar de lengua’, ‘se lo cargó Pifas’, ‘pasar las de Caín’, ‘exponer el cuero’, ‘brincos dieras’, ‘limosnero y con garrote’, ‘romper el turrón’, ‘traer a alguien volando bajo’, ‘no saber ni J’, ‘a todo mecate’, ‘acá las tortas’, entre otras. ¿Entiende el significado de alguna?


El texto viene acompañado de las magníficas ilustraciones de Gonzalo Tassier, y al final, hay algunas páginas en blanco, para que el lector pueda anotar frases y palabras coloquiales de antaño, que conozca y que no estén incluidas en el libro. Newman confía en que, más adelante, se publique una segunda edición, mucho más completa, en la que pueda incluir los aportes y las sugerencias de su público. Y es que uno de los grandes retos a los que se enfrentó para hacer posible este libro-diccionario fue la discriminación de cierto contenido, pues tuvo que dejar fuera algunos dichos, por considerarlos poco llamativos o demasiado obscenos.


Las de endenantes es un museo de palabras, una enciclopedia, un glosario que contiene, de alguna forma, nuestras conversaciones y anécdotas, aquellas que contamos con una ‘chispa’ y un toque especial, pues, seguramente, habrá alguna frase que ha aplicado alguna vez. Lo interesante es que puede comenzar a leerse desde cualquier página, justo como lo destaca el escritor mexicano Pablo Boullosa, quien fue el encargado de escribir el prólogo. Si le es posible, ‘échele un vistazo’, ‘está de pocas tuercas’.



Bruno Newman, también, es comunicólogo, editor, fotógrafo y el fundador del Museo del Objeto del Objeto (MODO), el cual es otro producto de su pasión por el coleccionismo. Se ubica en la Ciudad de México, en Colima No. 154, colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc; y ahí, se exhiben más de 150 mil artículos, de distinta índole, que ha reunido y conservado desde el año 1969.


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