Se sabe que, en Europa y Asia, hay una gran cantidad de castillos; más de 10 mil, por dar una cifra, los cuales, gracias a grandes relatos literarios o históricos, se suelen asociar con fantasmas y eventos sobrenaturales. Uno de los castillos que sobresale en este tema, entre tantos otros, es el de Moosham, por algo, conocido popularmente como el Castillo de la Bruja.
Se ubica en la localidad austríaca de Salzburgo, en la región de Lungau, cerca de Unternberg. Una de sus características es que está rodeado de una inmensa vegetación, lo cual, también, ha provocado se crea que hay seres sobrenaturales rodeando el inmueble. En la actualidad, el Castillo de Moosham es de propiedad privada, pero está abierto al público durante toda la semana.
Los detalles de la construcción del castillo no están del todo claros, pero la teoría más aceptada es que se levantó sobre los cimientos de una fortaleza romana. De lo que sí se tiene registro es de que ya existía a finales del siglo XII y de que fue ocupado, en el siglo XIII, por el Arzobispado de Salzburgo, para ser más exactos, en 1285.
Por su perfil de sede religiosa, en este sitio, se llevaron a cabo numerosas guerras y varios conflictos, tanto al interior como en sus alrededores. Se estima que se libraron cerca de 45 batallas en Moosham. En 1520, el castillo fue la base gerencial de la localidad de Lungau y, de 1524 a 1525, fue atacado en lo que se conoció como la Guerra de los Campesinos Alemanes. Por otro lado, se sabe que el supervisor eclesiástico Wolf Dietrich von Raitenau vivió ahí después de que salió de Salzburgo, en el año de 1611.
De igual manera, también, se tiene el conocimiento de que se ejecutaron varios juicios que estaban completamente ligados con la Inquisición. Durante los siglos XVI a XVIII, decenas de personas fueron torturadas y condenadas a muerte; todo, porque creían que estaban ligadas a la brujería.
El Castillo de Moosham presenció más de 100 asesinatos de personas acusadas de brujería, las cuales, previamente, habían sido encarceladas y torturadas. Los registros reportan que 130 hombres y 26 mujeres fueron acusados y condenados. Un dato a considerar es que la mayoría de estas personas eran mendigos y vagabundos, y sus edades fluctuaban entre los 10 y los 80 años; la más joven era una chica que se llamaba Hannerl, y la más anciana se llamaba Margarethe Reinberg.
Lo que se puede intuir es que lo que realmente les preocupaba a las instituciones de poder, que, en esa época, incluía al clero, era controlar el miedo a la peste, que no se siguiera propagando el hambre y que disminuyera la mala higiene resultante de la posguerra. Por otro lado, quienes no fueron ejecutados y sobrevivieron a las acusaciones no se salvaron de ser marcados o de ser amputados de alguna extremidad, generalmente, las manos, pues querían que llevaran una marca de por vida.
En el año 1790, el conde Hieronymus von Colloredo, príncipe-arzobispo de la ciudad de Salzburgo, rompió la bailía de Moosham, ocasionando la caída de la mansión. Después, en 1886, el conde Johann Nepomuk Wilczek compró los restos del castillo y los restauró. Él era conocido por ser una persona aventurera –esto, por sus patrocinios para las expediciones polares– y un artista, por sus estudios en arqueología, historia del arte y de las ciencias naturales. Por eso, es entendible que haya ordenado la construcción de Burg Kreuzenstein, una mansión monumental, que, ahora, es un museo que alberga extensas colecciones de arte, mientras que, en el Castillo de Moosham, mandó a reformar los pisos inferiores, para que se pudiera albergar una colección de coches históricos.
Ahora bien, bajo este contexto histórico que se ha relatado, es lógico creer que hay algo sobrenatural que rodea este lugar; lo cual es entendible, pues, incluso, desde hace siglos, se cuentan leyendas del castillo, ya que la gente que ha estado en contacto con este sitio asegura que los espíritus todavía están allí y que deambulan por las habitaciones.
La leyenda que destaca más, a pesar de los juicios de brujas y pactos con el diablo, es la referente a que, en el Castillo de Moosham, merodean hombres lobo. Esto, debido a que, en la década de 1800, en los alrededores del castillo, aparecieron ciervos y varias cabezas de ganado muertos. Rápidamente, se señalaron a posibles sospechosos, quienes fueron llevados al castillo, para que rindieran su declaración. El dictamen fue que eran hombres lobo, por lo que fueron torturados y asesinados, para así detener ese mal.
Otra leyenda que se cuenta es que en el Castillo de Moosham se siente una presencia oscura en una habitación en particular. Theresita Wilczek, la actual propietaria del inmueble, ha dicho que, en la habitación que solía ser de “Toni”, se siente una energía pesada, como si alguien estuviera mirando. Además, no es la única, pues otras personas sienten que hay algo oscuro a su alrededor al entrar a dicho cuarto.
Henchman Toni fue un hombre que, se cuenta, realizó un contrato con el diablo. Se caracterizaba por ser una persona insensible, que torturaba a sus víctimas y que, cuando murió, supuestamente, el mismo Satanás apareció para llevárselo. Es por eso que se cree que su fantasma aún deambula por esos pasillos, en especial, en lo que fue su habitación. Otras presencias que se suelen divisar son los fantasmas de unos hermanos, que, se piensa, murieron en una de las batallas que presenció el Castillo de Moosham.
Además, algo que resulta un tanto perturbador es que se han logrado captar psicofonías en algunas sesiones de EVP en el castillo. También, personas que trabajan ahí aseguran que sienten cómo una mano las toca o, a veces, que alguien les está respirando, y estas manifestaciones son más comunes en la cámara que fue de tortura. Tal vez, se podría pensar que es sólo sugestión, pero cómo culpar a las personas con estos testimonios, si es el terrible pasado del castillo el que le ha hecho fama.
Si se piensa en visitar el Castillo de Moosham, se tiene que estar preparado para vivir estas actividades paranormales, pues hay visitantes que aseguran sentir que los han tocado, han escuchado golpes y pisadas, además de que han visto cómo se abren y cierran las puertas inesperadamente, así como algunas sombras que los siguen. Al parecer, los fantasmas y espíritus de todos esos muertos siguen en el castillo, deambulando por sus pasillos.
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