El 3 de agosto de 1492, el almirante Cristóbal Colón salía de Palos de la Frontera, España, con sus carabelas, La Pinta, La Niña y La Santa María, rumbo al encuentro con las Indias, expedición que le llevaría al descubrimiento del continente americano. Iba acompañado por los hermanos Pinzón, reconocidos marinos en la comarca costera de Huelva, Andalucía, y por, aproximadamente, 90 hombres que le asistían durante el viaje.
Curiosamente, este suceso vino antecedido de una histórica disputa entre los reinos de Castilla y de Portugal, que desembocó en el Tratado de Alcaçovas, el cual obligó al reino de Castilla a renunciar a todos los derechos sobre mares y tierras atlántico-africanos. Para sobrevivir, algunos marinos palermos desobedecieron la orden de realizar incursiones en Guinea, siendo objeto de castigo por parte de la monarquía castellana. Una de esas sanciones sería, precisamente, el servicio que proporcionarían en las históricas carabelas en el viaje de Colón.
Con lo anterior, los reyes pusieron a disposición de Colón dichas embarcaciones, reduciendo el gasto de la expedición, y la aseguraron enviando a los expertos marinos. Así, Palos de la Frontera es conocido como cuna del descubrimiento de América, un suceso que está registrado en su escudo.