La tartamudez es un trastorno del habla que se caracteriza por la presencia de interrupciones en la fluidez al expresarse, las cuales incluyen repeticiones o prolongaciones en la pronunciación de una palabra, una sílaba, una consonante o una vocal, o bien, largas pausas al momento de enunciar éstas o una frase. Los signos antes mencionados pueden acompañarse de movimientos de cabeza, parpadeos constantes y temblor de labios. Este problema es común en los niños, como parte de su proceso de desarrollo y aprendizaje, pero lo normal es que lo superen con el tiempo; sin embargo, cuando se extiende hasta otras etapas y persiste, puede afectar la autoestima de las personas y su interacción con los demás.
Desde 1998, cada 22 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Tartamudez, institucionalizado por la Asociación Internacional de Tartamudos (ISAD), con el apoyo de la Asociación Internacional de Fluidez (IFA) y la Liga Europea de Asociaciones de Tartamudez. El objetivo principal de tal evento es crear conciencia en la sociedad acerca de este trastorno y sobre los retos a los que se enfrentan quienes lo padecen, así como promover oportunidades para ellos, para que puedan realizar su vida y establecer relaciones interpersonales con normalidad.