El escudo nacional de México es uno de los símbolos patrios más importantes del país, y su diseño actual tiene una rica historia detrás. Es atribuido erróneamente a Francisco Eppens Helguera, quien sólo rediseñó un poco la obra original, creada por Antonio Gómez Rodríguez.
Antonio nació en Ecuandureo, Michoacán el 1 de junio de 1888 y falleció el 21 de junio de 1970 en Pénjamo, Guanajuato.
Desde muy pequeño mostró gran habilidad para el dibujo y las manualidades, y aunque no tenía conocimientos formales, hacía excelentes bocetos y pequeños modelos a escala de distintas construcciones. Al crecer se trasladó a México para estudiar en la Academia de San Carlos.
Muchos de sus trabajos realizados desde su niñez se encuentran hoy resguardados en la biblioteca de la Academia Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México.
Actualmente, existe una biblioteca en la alcaldía Iztapalapa que lleva su nombre.
Historia
El elemento más destacado de la bandera es el escudo, en el que se ve a un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente.
Según cuenta el Código Boturini y otros posteriores a la Conquista, se inspira en la leyenda de la fundación de México-Tenochtitlan, según la cual Huitzilopochtli indicó a los mexicas que establecieran su ciudad donde encontraran a un águila posada sobre un nopal; la ciudad se encontraba en el valle de México, donde hoy está ubicada la Ciudad de México.
Tanto el águila, como el nopal, son elementos que se encuentran presentes desde tiempos prehispánicos, sin embargo, la serpiente apareció después de la Conquista de los españoles.
Creación del escudo nacional
Durante la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza solicitó a su inspector general de Monumentos Artísticos, Jorge Enciso, que buscara a un artista para el diseño de un nuevo escudo nacional que identificara claramente a las tropas del Ejército Constitucionalista.
La solicitud se hizo a través de un escrito en papel, y pegado en la pizarra de anuncios de la academia de San Carlos. En la convocatoria se solicitaba un “trabajo de suma importancia para la presidencia y la nación”.
Antonio Gómez Rodríguez fue el único que se presentó entrevistándose personalmente con Carranza, quien le dijo que se necesitaba el diseño de un nuevo escudo que lo diferenciara de aquel que había sido usado por el régimen del dictador Porfirio Díaz.
Antonio aceptó el encargo y como apoyo creativo, le prestaron un águila viva para que pudiera observarla y plasmarla a detalle desde varios ángulos.
Gómez presentó su trabajo a Jorge Enciso. En su boceto, el águila se encontraba de perfil; mientras que en el escudo anterior se encontraba con ambas alas abiertas hacia enfrente. Aparecía parada con la pata izquierda sobre un nopal que nacía de una peña que emerge de las aguas de la laguna y agarra con la derecha una serpiente, en la actitud de despedazarla con el pico, rodeada por lo bajo de ramas de encino y laurel, entrelazadas por una cinta.
El escudo comenzó a usarse desde entonces, pero sin oficializarse hasta el 20 de septiembre de 1916, cuando Venustiano Carranza próximo a realizarse el Congreso Constituyente de 1917, promulgó el decreto que hizo oficial su uso.
Fue con esta ilustración hecha por Antonio Gómez con la que la bandera mexicana ondeó en Palacio Nacional el 15 de septiembre de 1917, año en que se promulgó la Constitución Política actual.
La confusión
Empezó en 1968, cuando el presidente Gustavo Díaz Ordaz, ordenó cambios al escudo nacional elaborado por Antonio Gómez Rodríguez, a fin de que el águila se mostrara más agresiva.
Para ello, el artista Francisco Eppens Helguera, recomendado por el arquitecto Pedro Moctezuma, irguió más al águila, le rediseñó la cola, desenroscó a la serpiente y agregó el glifo del agua.
El rediseño fue publicado por decreto presidencial el primero de septiembre de 1968, aplicándose oficialmente a la bandera nacional el 16 de septiembre del mismo año.
Para la posteridad quedó que Eppens fue el creador del escudo, pero no mencionó que su rediseño se basó en el escudo hecho por Antonio Gómez Rodríguez, quien murió sin reconocimiento dos años después, en 1970.
Legado de Francisco Eppens Helguera
Francisco Eppens Helguera no solo dejó su huella en el Escudo Nacional, sino que también contribuyó a otros proyectos artísticos y culturales en México. Su trabajo en el escudo es un testimonio de su habilidad para capturar la esencia de la identidad mexicana y plasmarla en un símbolo que sigue siendo relevante y significativo hasta el día de hoy.
El escudo está compuesto por varios elementos simbólicos:
El águila real: Representa la fuerza y el valor del pueblo mexicano.
El nopal: Simboliza la tierra fértil y la riqueza natural de México.
Las tunas: Simbolizan los corazones de los guerreros caídos.
La serpiente: Representa los desafíos y enemigos que el pueblo mexicano ha superado.
Las ramas de encino y laurel: Simbolizan la fuerza y la victoria, respectivamente.
La cinta: ubicada entre el laurel y el encino, con los colores de la bandera, representa la esperanza, la unión nacional y la sangre de los hé.
El glifo azteca: simboliza el islote sobre el agua, los lagos de Tenochtitlán y Texcoco, y el mestizo de la población indígena.
Comments