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Tejiendo la historia con hilos de tradición

Primera parte

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México es un país rico en cultura y tradiciones que se han transmitido de generación en generación a lo largo de los siglos. Unas de las que han perdurado a lo largo del tiempo es el arte del bordado y el tejido en telar, como forma de expresión artística y cultural que ha dejado una huella indeleble en nuestra historia.

 

La tradición del bordado en nuestro país tiene un gran peso cultural, y es precisamente por eso que queremos compartir un poco de su tradición.

 

Orígenes prehispánicos

Los primeros vestigios del bordado en nuestro país son antiguas túnicas y mantos en los que se envolvía a los difuntos que pertenecían a la nobleza indígena. Algunos de estos hallazgos son de hace casi 2,500 años.

 

El arte textil en México tiene sus raíces en las civilizaciones prehispánicas que habitaban la región mucho antes de la llegada de los españoles. Los aztecas, los mayas y los mixtecos eran conocidos por su habilidad en el telar,

técnica que se parece mucho más al tejido y que consiste en la creación de figuras mientras la tela se va tejiendo. Su origen es Maya y actualmente sigue presente gracias a que ha sido conservado por las mujeres Tzotziles.

Utilizaban materiales naturales como algodón y fibras de maguey para crear prendas de vestir y textiles decorativos, con intrincados diseños geométricos y simbólicos. Estos textiles eran usados en vestimentas ceremoniales y cotidianas, reflejando la cosmovisión y mitología de estas culturas y a menudo manifestaba el estatus de la persona que las portaba y se intercambiaban como tributo o bienes de lujo.

 


Códice Borgia
Códice Borgia

Uno de los ejemplos más emblemáticos de bordado prehispánico es el Códice Borgia, un antiguo manuscrito azteca que presenta intrincados diseños que representan deidades y escenas mitológicas. Estos diseños no sólo eran estéticamente hermosos, sino que también tenían un profundo significado religioso y cultural.

 


 

Uno de los primeros ejemplos del bordado tradicional mexicano es el huipil campechano. Esta blusa, que conserva aún su confección original, está bordada a mano con hilo negro alrededor del cuello cuadrado y en las mangas sobre lino blanco. Los motivos incluían flores de calabaza y cebolla, emblemas coloniales como naves en la costa y las murallas de Campeche.

 

Periodo Colonial

La llegada de los españoles en el siglo XVI trajo nuevas técnicas de bordado con agujas y bastidores, así como el uso de hilos de oro, plata, seda, lana y lino, y cuentas de vidrio. Así, los motivos del bordado mexicano se fusionaron con las tradiciones indígenas. Esto resultó en la creación de una forma única de bordado que incorporaba elementos europeos y americanos.

 

Durante esta época, las órdenes religiosas desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo del bordado en México. Las monjas en los conventos bordaban con gran detalle piezas para uso litúrgico, como túnicas y ornamentos religiosos, las cuales se consideraban auténticas obras de arte.

 

Después del periodo colonial, los bordados comenzaron a reflejar los sentimientos de su tiempo: el duelo por las guerras, la tristeza ante los poderíos, la migración, e incluso, actividades como la siembra de maíz, o celebraciones como el Día de Muertos. El misticismo también está presente en esos lienzos blancos.

 

A través de los colores y las figuras, cada pieza bordada hablaba por quienes no tenían voz. Bordar era una forma de plasmar el alma, de transformar los hilos en memoria colectiva.

 

Aves, frutas, flores, animales autóctonos y escenas del entorno se convirtieron en los temas más recurrentes.

 

Siglo XIX y XX

En el siglo XIX, las regiones de Oaxaca, Chiapas, Puebla y el Estado de México se destacaron por sus estilos únicos incorporando elementos de la vida cotidiana, la naturaleza y la mitología mexicana en sus diseños.

Cada región desarrolló su propio estilo de bordado utilizando colores, patrones y técnicas distintivas. Por ejemplo, el bordado de Tenango en Hidalgo se caracteriza por sus coloridos animales y flores estilizadas, mientras que, en Chiapas, el bordado tzotzil incluye figuras geométricas y patrones simbólicos.

 

En el siglo XX, el bordado siguió evolucionando, influenciado por movimientos artísticos y sociales. La Revolución Mexicana y el movimiento muralista inspiraron a los bordadores a incorporar temas patrióticos y sociales en sus textiles. Además, la popularidad aumentó, cuando figuras reconocidas como Frida Kahlo a menudo vestía trajes tradicionales con bordados indígenas.

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