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Exámenes de sangre, su utilidad y cómo prepararse




Los exámenes de sangre son estudios médicos que se realizan para analizar la composición de una muestra sanguínea; estas pruebas pueden medir diversos componentes, como el número y tipo de células en la sangre, la cantidad de electrolitos en el cuerpo, entre otras. Son, sin duda, un instrumento esencial dentro de la práctica clínica, para el diagnóstico de enfermedades y afecciones, como anemia, infecciones, problemas de coagulación, cáncer de la sangre y enfermedades del sistema inmunitario.


La sangre contiene tres tipos principales de células: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, además de que, también, se presentan otras sustancias, como proteínas, lípidos, minerales, hormonas, etcétera. De tal manera que existen diferentes tipos de análisis de sangre, dependiendo del objetivo y la utilidad clínica que tiene cada uno, así como los componentes que se evalúan con cada estudio. En este artículo, ahondaremos en los exámenes de sangre más comunes, su utilidad y que enfermedades pueden ayudar a determinar.


Generalmente, las muestras de sangre son extraídas de una vena localizada en el pliegue interno del brazo; esta ubicación es útil, ya que genera menor sensación de dolor y es fácil acceder a los vasos sanguíneos.


Biometría hemática

También conocida como conteo sanguíneo completo, es uno de los estudios de laboratorio que se solicitan con mayor frecuencia. Para que se pueda llevar a cabo este análisis, el paciente debe estar en ayuno de, al menos, cuatro horas, aunque lo ideal sería de ocho horas.


Analiza los principales componentes de la sangre, como las células: los eritrocitos, los leucocitos y las plaquetas, así como la hemoglobina, que es útil para saber la capacidad de la sangre para el transporte de oxígeno, y el hematocrito, que sirve para medir el volumen de sangre ocupado por los hematíes.


Este estudio ayuda a hacer detecciones importantes, como la anemia, la presencia de infecciones en el organismo, problemas de la coagulación, enfermedades autoinmunes e, incluso, cáncer en la sangre. Sin embargo, también, puede ayudar a obtener información sobre el estado general de los órganos y tejidos del cuerpo.

 

 

Química sanguínea

A diferencia de la biometría hemática, la química sanguínea no se encarga de analizar las células de la sangre, sino los componentes químicos que se encuentran circulando en el plasma de la sangre, como las proteínas, las grasas, el ácido úrico, componentes de la función renal, las vitaminas, los electrolitos, la glucosa y algunos otros compuestos, como el hierro o las inmunoglobulinas.


Es uno de los exámenes solicitados con mayor frecuencia junto con la biometría hemática, ya que es útil para diagnosticar una de las enfermedades más comunes en nuestro país: la diabetes mellitus, aunque, también, puede detectar otros padecimientos relacionados al síndrome metabólico, como la hipertrigliceridemia o la hipercolesterolemia.


Para realizar este estudio, es necesario contar con un ayuno de 12 horas, ya que algunos elementos presentes en la comida, como el colesterol o los triglicéridos, pueden llegar a afectar los resultados.


Pruebas de funcionamiento renal

Miden algunos elementos químicos en la sangre, para evaluar el estado actual de los riñones, además de que se puede obtener información sobre cómo se está llevando a cabo la función de filtrado de dichos órganos y la eliminación de los desechos fuera del organismo.


Estos estudios ayudan a detectar enfermedades como la insuficiencia renal y otras problemáticas asociadas a la función de los riñones.


Algunos de los componentes estudiados en este tipo de análisis de sangre son la albúmina, las proteínas, la creatinina y diversos minerales, como calcio, potasio, entre otros.


Perfil hepático

Dentro de los estudios de sangre, se encuentra el perfil hepático, que, como lo indica su nombre, brinda datos sobre cómo se encuentra el hígado y las funciones que realiza. Es útil para detectar, valorar y realizar el seguimiento de situaciones que puedan afectar a dicho órgano, las cuales pueden ser agudas o crónicas, y si son ocasionadas por inflamación, infección, lesión o enfermedades hepáticas.


Con este examen, se puede obtener la medición de las enzimas hepáticas, como: alanina aminotransferasa, aspartato aminotransferasa, fosfatasa alcalina, bilirrubina total, directa a indirecta, gamma-glutamil transferasa y lactato deshidrogenasa.


Se pueden utilizar una o varias de las determinaciones del perfil hepático para el seguimiento de ciertas enfermedades. Por ejemplo, en los recién nacidos con ictericia o en personas con sospecha de anemia hemolítica, se solicitan, únicamente, las determinaciones de bilirrubina. Sin embargo, también, pueden solicitarse en personas que toman medicamentos que ocasionan daño al hígado, con alcoholismo, hepatitis o enfermedad hepática.


Si bien no es necesario contar con un ayuno, es recomendable estar, al menos, ocho horas sin consumir alimentos, para obtener los datos más fidedignos.

 

Perfil tiroideo

Este estudio consiste en un grupo de pruebas que indican la función de la glándula tiroides; contiene elementos que ayudan en el diagnóstico de las enfermedades tiroideas. Las pruebas incluidas en el perfil tiroideo miden la cantidad de hormonas tiroideas en la sangre.

Dentro de este perfil, generalmente, se reporta: la hormona estimulante de tiroides, la tiroxina libre y total, y la triyodotironina total (T3). En algunas ocasiones, puede incluirse la prueba de la captación de T3 (T3RU) para calcular, junto con el valor de la T4, el índice de tiroxina libre, el cual constituye otro método para evaluar la función tiroidea.


Al contar con un perfil tiroideo es posible determinar el hipertiroidismo que es cuando la tiroides está funcionando en mayor proporción, el hipotiroidismo que se presenta cuando ésta glándula no está generando las hormonas suficientes para que el organismo funcione de manera correcta.


De igual forma, no se requiere contar con ayuno obligatorio; sin embargo, es recomendable acudir sin haber ingerido alimentos al menos ocho horas antes del estudio.


Pruebas de coagulación

Son análisis de sangre que se encargan de revisar los factores de coagulación. Dichos factores son proteínas que se encuentran circulando en la sangre y que tienen como función formar coágulos de para detener el sangrado cuando se presenta alguna herida.


Los factores de coagulación tienen nombres, como fibrinógeno y protrombina. Asimismo, cada factor de coagulación, también, tiene un nombre en número romano, como "factor de coagulación II". Estas pruebas son útiles para determinar si los pacientes cuentan con algún problema con cualquiera de los factores de coagulación, que pueden causar muy poca o demasiada coagulación sanguínea, ya sea por algún problema genético, como la hemofilia; o bien, son solicitadas previo a a procedimientos quirúrgicos.


Para las pruebas de coagulación tampoco es necesario acudir con un tiempo de ayuno, pero, generalmente, se solicita contar con, al menos, cuatro horas de no consumir alimentos.

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