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Inglaterra y Escocia se unifican




En julio de 1567, Jacobo Carlos Estuardo se convirtió en rey de Escocia, bajo el nombre de Jacobo VI; en marzo de 1603, ascendió al trono de Inglaterra (que ya incluía a Gales) y de Irlanda, como Jacobo I. Esto unificó las monarquías inglesa y escocesa; sin embargo, las instituciones de ambos reinos y sus parlamentos se mantuvieron por separado. Y así continuaron, incluso, después de la muerte del monarca, en 1625, y hasta inicios del siglo XVIII.


Con el fin de unificarse oficialmente como una sola nación, en 1706, los parlamentos de Inglaterra y Escocia aprobaron las Actas de Unión, las cuales entraron en vigor el primero de mayo de 1707, con lo que quedaba conformado el Reino de Gran Bretaña (Inglaterra, Gales y Escocia), con un único parlamento, con sede en Westminster, en Londres.


Dicha unión significaba un beneficio para ambos reinos; por su parte, Inglaterra aseguraba la sucesión protestante al trono, mientras que Escocia se aprovechó de la economía inglesa, para salir de la crisis financiera en la que se encontraba, a raíz del fracaso del Proyecto Darién, en donde intentó establecer una colonia escocesa, llamada Nueva Caledonia, en el istmo de Panamá, en la década de 1690. Irlanda se unió en 1801, formando así el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, pero esa es otra historia.

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