La escultura más tierna de Bélgica
- paginasatenea
- hace 2 días
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En el corazón de Amberes, una ciudad portuaria al norte de Bélgica, justo frente a la imponente Catedral de Nuestra Señora, en la plaza Handschoenmarkt, una conmovedora escultura blanca sobresale entre los adoquines. Es pequeña y sencilla, pero logra captar la atención de todo transeúnte, sobre todo, porque encierra una de las historias más emotivas que Bélgica –y el mundo– pueda contar: la de Nello y Patrasche, un niño y su perro, que se amaron hasta el último suspiro.
Un cuento de amor, pobreza y lealtad
Todo comenzó en 1872, cuando la escritora británica Marie Louise de la Ramée, más conocida como Ouida, publicó la novela Un perro de Flandes. Ambientada en las afueras de Amberes, la historia narra la vida de Nello –un niño huérfano y soñador, que vive con su abuelo, en la pobreza– y de Patrasche –un perro maltrecho al que Nello, un día, encuentra y cuida con ternura–. Desde entonces, se vuelven amigos inseparables: Patrasche ayuda a Nello a repartir leche en el pueblo y lo acompaña en su deseo más profundo, el de convertirse en artista.
Pero, como todo buen cuento clásico, la historia tiene un final conmovedor. Tras perder a su abuelo y ser injustamente acusado de provocar un incendio, Nello se queda sin hogar. En la noche de Navidad, sin un lugar donde refugiarse, entra, junto a Patrasche, a la catedral que tanto admira. Allí, frente a los cuadros de Rubens, que siempre soñó contemplar, se acurrucan uno junto al otro y mueren abrazados. Es un final tan desgarrador como bello.
Una escultura que abraza el alma
En 2016, la ciudad de Amberes decidió rendir homenaje a esta historia, con una escultura muy especial. Obra del artista belga Batist “Tist” Vermeulen, la pieza se encuentra en la plaza Handschoenmarkt, a los pies de la catedral.
Tallada en mármol blanco, la escultura representa a Nello y a Patrasche dormidos bajo una “manta” de adoquines. Es una imagen tierna, serena y conmovedora. La obra no sólo conmemora una historia literaria, sino que se funde con el paisaje urbano y ofrece un espacio de contemplación. No es raro ver a niños jugando sobre ella o visitantes sentados a su lado, como si quisieran ser parte de esa amistad eterna.
Un cuento que cruzó océanos
Curiosamente, la novela Un perro de Flandes es más conocida en Japón y Corea del Sur que en la propia Bélgica. En 1975, la historia fue adaptada en una serie de anime que conmovió a generaciones enteras de niños japoneses. Desde entonces, miles de turistas asiáticos visitan Amberes, cada año, para “conocer” a Nello y a Patrasche, y emocionarse frente a su escultura.
La fama internacional de la historia llevó, incluso, a la creación de otra estatua, en Hoboken, un suburbio de Amberes, donde se cree que vivían los protagonistas ficticios. Allí, una figura de bronce recuerda, también, su fidelidad, amistad y lucha silenciosa contra la adversidad.
La escultura de Nello y Patrasche es mucho más que una atracción turística. Es un símbolo de amistad incondicional, de esperanza en medio de la pobreza y de dignidad en el dolor. En un mundo cada vez más acelerado, este pequeño monumento nos invita a detenernos, respirar hondo y recordar que el amor verdadero, incluso, en la forma más humilde, puede conmovernos para siempre.
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