Una de las familias más icónicas y encantadoras de la cultura popular

“Son espeluznantes y excéntricos, misteriosos y tenebrosos, todos están chiflados, son la familia Addams… ¡Chas, chas!”. No existe mejor manera de definir a esta peculiar parentela que con la misma letra de la emblemática canción que la identifica. Los miembros de esta dinastía son conocidos por personas de todas las generaciones, a pesar de que ya tienen más de 84 años de existencia. Y es que Homero, el padre; Morticia, la matriarca; y Merlina y Pericles, los hijos –junto con otros parientes–, pese a su tétrico y raro estilo de vida, tan ‘normal’ para ellos, y de su personalidad tan bizarra, son tan encantadores a su manera, que se han vuelto casi figuras de culto.
Aunque los locos Addams, como suele llamarse a los integrantes de esta familia, son mayormente conocidos por las producciones multimedia, ya sean las series o películas de antaño o las modernas, lo cierto es que tienen su origen en dibujos en papel, a finales de los años 30. En 1938, en una de sus páginas, el semanario estadounidense The New Yorker publicó una tira cómica, que incluía a algunos de estos personajes, haciendo burla de una situación cualquiera de la vida. El autor la firmó bajo el seudónimo de Chas Addams, cuyo nombre real era Charles Samuel Addams.
La imagen tuvo buen recibimiento, por lo que, durante las siguientes décadas, la revista continuó publicando las ilustraciones de Addams, las cuales guardaron siempre el mismo estilo: un dibujo a blanco y negro, de una sola viñeta, con un único diálogo escrito al pie de ella, sin señalar cuál de los personajes involucrados lo decía, dejando que el lector dedujera de quién se trataba sólo con ver lo que sucedía en la escena. Eran chistes gráficos sencillos, que se mofaban de la sociedad ‘perfecta’ de la época, con un característico humor negro.
Lo anterior contribuyó a que Addams se convirtiera en un historietista reconocido; así que, a principios de los años 60, David Levy, un productor televisivo, lo contactó y le propuso llevar a sus personajes a la pantalla chica. Para ello, le pidió que los dotara de una personalidad particular, los relacionara entre sí dentro de un argumento general y, sobre todo, que le diera un nombre a cada uno, pues, en las viñetas, no existía nada de eso.
Fue así como Addams determinó que serían una familia de gustos extraños y góticos, con formas de ser macabras pero divertidas, a la cual le otorgó su propio apellido. Estaría conformada por:
Homero (Gómez, en inglés): El padre de familia; un hombre con porte y seguro de sí mismo. Se distingue por su peculiar bigote, su sonrisa de lado y su gusto por fumar puros. Vive enamorado de su esposa, Morticia, demostrándole su atracción y deseo sexual en cada oportunidad que tiene, especialmente, cuando ella habla francés.
Morticia: La matriarca; una mujer alta, delgada, sensual, pálida, de cabello negro, largo y lacio; de personalidad fuerte y determinada.
Merlina (Wednesday): Hija de Homero y Morticia, es una niña seria, casi inexpresiva; a veces, un poco siniestra con sus pensamientos, pero dulce.
Pericles (Pugsley): Es el otro hijo del matrimonio. Se caracteriza por ser travieso e ingenuo.
Tío Lucas (Uncle Fester): Es un señor de mediana estatura, calvo y un poco loco, con una fascinación por las explosiones.
· La abuela (Grandma the witch): Es una anciana chiflada, con el pelo alborotado, que pasa el tiempo haciendo todo tipo de pociones venenosas y embrujos.
Largo (Lurch): Es el mayordomo de la familia, que se asemeja en apariencia al monstruo de Frankenstein. Es alto y torpe, aunque, siempre, dispuesto a ayudar a sus amos.
Dedos (Thing): Es otro ayudante de la casa. No es una persona, sino una mano viviente y pensante, que se desplaza con ayuda de sus dedos.
Tío Cosa (Cousin Itt): Es un ser bípedo, cubierto de pelo, que usa un sombrero y gafas de sol, quien suele visitar frecuentemente a sus parientes.
Addams decidió que la familia viviría en una lúgubre mansión victoriana; que Morticia y Homero, una pareja apasionada y explícita en demostrar sus deseos libidinosos el uno al otro, disfrutarían de veladas románticas en la oscuridad; mientras que los niños correrían, con normalidad, entre las tumbas de los cementerios. De igual forma, les encantarían las cosas y actividades bizarras y relacionadas al terror, como beber veneno o tener insectos y animales feroces como mascotas.

Con una historia bien consolidada, los Addams dieron el salto a la televisión en 1964, cuando se estrenó la serie The Addams Family, que presentó a los personajes como los conocemos hasta hoy –irreverentes, sarcásticos y divertidos–, cuya esencia se ha mantenido en todas las adaptaciones. Estuvo al aire durante dos años y contó con un total de 64 episodios, de menos de media hora cada uno.
El proyecto fue todo un éxito, tan así que lo recordamos hasta la fecha; y eso se debió, en parte, a la creatividad del argumento: una familia ‘anormal’, que no se da cuenta de esa cualidad, conviviendo con gente que no es como ella; mezclaba muy bien la comedia, la sátira y el terror, volviendo entrañables a sus personajes. Asimismo, se atrevió a hacer referencias a la sexualidad abiertamente, sin caer en lo vulgar, y, sobre todo, destacó su magnífica banda sonora, compuesta por Vic Mizzy, con el uso acertado del clavecín, para darle ese toque terrorífico a la melodía, rematando con los icónicos chasquidos. ¡Chas, chas!
Todas las familias Addams
The New Scooby-Doo Movies (1972): Fue la segunda vez que los locos Addams aparecieron en televisión, pero la primera que lo hicieron de forma animada. Fueron las estrellas invitadas en el capítulo Scooby-Doo conoce a la familia Addams. A la audiencia le gustó su desempeño, por lo que el estudio Hanna-Barbera –creador del perro detective– decidió hacerles una serie propia, llamada The Addams Family Cartoons (1973), que se transmitió por dos temporadas y donde los actores de la serie de 1964 dieron voz a sus respectivos personajes. La trama giraba en torno a las vacaciones de la familia, que salía a recorrer el país, en su camioneta lúgubre, tipo cámper.
Halloween con los nuevos Addams (1977): Otra vez, el elenco original de la serie del 64 se reunió para hacer un especial de Halloween, de una hora. De ahí, los Addams permanecieron en las sombras de su mansión por más de una década, regresando en los 90.

Los locos Addams (1991): Fue su primera película, y el debut del director Barry Sonnenfeld, que presentó a los actores más icónicos con los que se relacionan los personajes de esta familia en el séptimo arte. Raúl Juliá, como Homero; Anjelica Huston, en la piel de Morticia; Christina Ricci, Merlina; Christopher Lloyd, el Tío Lucas; Jimmy Workman, Pericles; Carel Struycken, Largo; y Judith Malina, como la abuela. La cinta fue muy bien recibida tanto por la audiencia como por la crítica, recaudando 191 millones de dólares en taquilla mundial, más del triple de su coste de producción; incluso, inspiró otros productos, como videojuegos y otra serie animada hecha por Hanna-Barbera, que se presentó de 1992 a 1993.
Los locos Addams II (1993): Fue la secuela de la anterior, también dirigida por Sonnenfeld. Aquí, se introduce un nuevo personaje, Pubert, un bebé, que es el tercer hijo de Homero y Morticia, a quien sus hermanos desprecian e intentan eliminar. Aunque es buena, entretenida y la favorita de muchos, no recaudó tanto como su antecesora, por lo que los productores optaron por dejar la historia hasta ahí y no arriesgarse a hacer otra película. Además, la muerte de Raúl Juliá, en 1994, terminó por enterrar la posibilidad de una tercera parte.
La reunión de los locos Addams (1998): Es, a menudo, tomada como una continuación de las producciones de Sonnenfeld, pero eso es incorrecto, ya que todo el elenco –con excepción de Largo– era diferente. Es una cinta aparte, dirigida por Dave Payne, que fue el piloto, de una hora, de una nueva serie sobre esta familia, que se pensaba lanzar en el futuro; sin embargo, nunca se emitió debido a que este episodio fue un fracaso, el cual salió, después, como una película en video. Lo único significativo es, quizá, la participación de Tim Curry, como Homero.
La nueva familia Addams (1998-1999): Fue una comedia de situación estadounidense-canadiense, que contó con 65 episodios. Tuvo buena aceptación, pero no es tan memorable como otras producciones.
La familia Addams (2010): Después de pasar 10 años oculta, regresó en forma de teatro musical, a los escenarios de Broadway, basada en las historias de los dibujos animados. Tuvo 722 funciones y, en 2015, se presentó en Chicago.
Los locos Addams (2019): Es una película animada, con gráficos en 3D, y cuenta con las voces de grandes actores de Hollywood, como Oscar Isaac (Homero), Charlize Theron (Morticia) y Chloë Grace Moretz (Merlina), entre otros. En octubre de 2021, se estrenó la secuela, con la incorporación del rapero Snoop Dogg, como voz del Tío Cosa.


Merlina (2022): Es la producción más reciente que rinde homenaje a esta célebre familia. Es una serie exclusiva de Netflix, del sombrío director Tim Burton, que llegará a las pantallas este 23 de noviembre. Aunque se enfoca, como su nombre lo indica, en la vida de la hija del matrimonio Addams, el resto de los personajes tiene un lugar especial en la trama, siendo interpretados por Luis Guzmán (Homero), Catherine Zeta-Jones (Morticia) y Jenny Ortega, como la protagonista. Constará de ocho episodios y, tal como lo describe la sinopsis, “es una historia detectivesca, infundida sobrenaturalmente, que traza los años de Merlina como estudiante en la peculiar Academia Nevermore, sus intentos por dominar su habilidad psiquiátrica emergente, frustrar una ola de asesinatos monstruosos que han aterrorizado a la ciudad y resolver el misterio que envolvió a sus padres hace 25 años; todo, mientras navega por sus nuevas y muy enredadas relaciones con sus compañeros de escuela”.
Los Addams de la vida real
Para comprender la rareza de la vida de esta familia, hay que repasar la historia de su creador. Nacido en 1912, desde muy pequeño, Charles Addams demostró un talento extraordinario por el dibujo, así como un gusto por lo extraño y oscuro. En 1932, logró publicar una de sus tantas ilustraciones en la revista The New Yorker, pero tuvieron que pasar seis años para que otro de sus gráficos saliera en dicho medio: la primera aparición de los personajes que, más tarde, se convertirían en los Addams.
En la década de los 60, cuando se encontraba en medio del proceso creativo para construir una historia alrededor de dichos personajes, a petición del productor David Levy, que tenía la idea de llevarlos a la televisión, el dibujante, oriundo de Nueva Jersey, se inspiró en su infancia, en las vivencias tenebrosas y, al mismo tiempo, divertidas que tuvo en la casa de su abuela materna. El lugar era sombrío, de dos niveles, y estaba muy deteriorado. A él le gustaba subir a la segunda planta, pararse frente a la habitación de su abuela y esperar a que ella abriera la puerta, para espantarla. Así se divertían ambos. Ese ambiente de sustos y risas, en un escenario lóbrego, fue lo que Addams intentó reflejar en su mundo de ficción. Y nadie más adecuado para habitar en él que una familia igual de fantasmagórica.
Su faceta de historietista la sobrellevó con su personalidad seductora y conquistadora. Era caballeroso, elegante, de buen trato y con excelentes habilidades sociales –quizás, Homero es una proyección de él mismo–. Se casó tres veces; primero, en 1942, con Barbara Jean Day, una mujer que, se dice, era físicamente muy similar a Morticia. Se divorciaron en 1950 debido a que a Addams no le gustaban los niños y se negaba a tener hijos.
Su segundo matrimonio fue en 1954, con Barbara Barb, quien era todavía más parecida a Morticia, tanto en apariencia como en personalidad, pues algo de maldad y frialdad corría por su sangre. Era abogada y se tomó la licencia de representar legalmente a su esposo en su trabajo. Pero, en una jugada estratégica, ella se hizo del 75 % de los derechos de los personajes creados por Addams, lo que le permitió disfrutar de la mayor parte de las ganancias generadas por todas las producciones realizadas, dejando al creador a un lado. Se separaron en 1956.
Su tercera y última esposa fue Marilyn Matthews Miller, conocida como Tee, con quien se casó en 1980, en una ceremonia oficiada en el cementerio de mascotas ubicado en la casa de ella, vistiendo, ambos, de negro. Charles murió en 1988, a la edad de 76 años, sin tener la oportunidad de ver en vida el estreno de una de las adaptaciones más exitosas de la historia de los personajes que inventó, la película de 1991, que abriría la puerta a grandes producciones futuras, como estamos seguros de que será Merlina.
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