Este hombre, cuyo apellido se convirtió en canon, en un concepto popular para referir a los caballeros seductores y elocuentes, nació el 2 de abril de 1725, en la República de Venecia. Fue abogado e intentó hacer una carrera exitosa como escritor, sin embargo, el único legado que dejó fue su fama de conquistador, aventurero, libertino y charlatán, y, aunque hizo traducciones de clásicos de la literatura y tratados de diversos temas, sus obras más “trascendentales” fueron sus autobiografías, quizá, por el morbo de la gente, de conocer las peripecias de su vida, las cuales, además, estaban contadas con un poco de exageración.
Su trabajo como abogado le permitió viajar por toda Europa, destacando más por su personalidad conquistadora, libidinosa y algo cínica que por su profesión. Tenía amoríos con mujeres de todo tipo, sin discreción alguna. Luego de ser arrestado por inquisidores venecianos y escapar de prisión, fue exiliado de Venecia durante 18 años, tiempo en el que continuó con sus conductas lujuriosas e indecentes en cada lugar al que iba.
Cuando pudo regresar a su tierra natal, irónicamente, ofreció a los inquisidores sus servicios como espía, aunque no duró mucho en ese puesto. Su carácter transgresor e irreverente le valió un segundo y definitivo exilio. Murió en República Checa, en 1798.