Es un movimiento altruista, impulsado por una organización homónima sin fines de lucro, que cobra fuerza cada noviembre, en Estados Unidos –aunque se ha ido popularizando en otros lugares–, con el fin de recaudar fondos en favor de la lucha contra el cáncer, la cual incluye campañas de información y prevención, así como ayuda particular a quienes padecen la enfermedad.
Es un reto que consiste en que, durante todo el mes, los hombres y mujeres que quieran participar no se rasuren ni se depilen, para que todo el dinero que utilizarían en esa actividad (pago de barberías, compra de rastrillos y cremas u otros productos o servicios de depilación) lo ahorren y lo donen a la causa. Así, lo ideal es dejarse crecer el vello corporal y facial durante esos 30 días; sin embargo, si, por cuestiones de higiene o por códigos estrictos de vestimenta laborales, las personas no pueden cumplir con tal “norma”, pero quieren ayudar, pueden hacerlo donando una suma equivalente a sus gastos de afeitado y depilación. Las aportaciones pueden hacerse a la organización, o bien, directamente a alguna institución o paciente con cáncer.
La iniciativa surgió en el año 2009, impulsada por los hijos de la familia Hill, radicada en Chicago, luego de que su padre muriera de cáncer de colon, en noviembre de 2007.
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