El tamaño, su ‘perronalidad’ amigable y juguetona, y su tierna apariencia hacen que esta raza sea una de las ideales para tener de mascota en casa; sin embargo, fuera del ámbito doméstico y de compañía, estos perros poseen ciertas capacidades que, a pesar de su estatura, los convierten en excelentes perros de trabajo.
Características
Son perros de talla mediana, compactos y atléticos. Tienen el hocico medianamente alargado, de forma cuadrada; orejas caídas, triangulares, con las puntas redondeadas; y cola delgada, erecta y puntiaguda. El tamaño promedio de los ejemplares adultos es de entre 33 y 40 centímetros, y su peso ronda entre los 9 y 16 kilogramos.
Su pelo es corto, denso, resistente al agua y no hipoalergénico; su principal distintivo es su color, que es blanco, con manchas grandes negras y canela en la nuca, cruz, dorso, lomo y cola. Su hocico y línea de la nariz hacia la frente son blancos, mientras que alrededor de los ojos, como si fuera un antifaz, y las orejas son de color canela.
Temperamento y comportamiento
En general, los beagles son de buen carácter, afables y equilibrados. Se adaptan a las condiciones del hogar, por lo que pueden desenvolverse bien dentro de una casa con jardín, o bien, en un departamento, siempre y cuando reciban actividad física y estimulación mental suficientes, ya que son perros enérgicos. Una hora o dos de ejercicio moderado les sienta bien, que incluya caminata, juego y un momento para correr.
Es una raza amigable, por lo que convive bien con las personas, niños y otros canes si se le da la correcta socialización desde cachorros, como sucede con la mayoría de los perros; sin embargo, no es muy agradable con los gatos, aunque puede llegar a mantener buena relación con algún ejemplar si interactúa con él desde pequeño.
Dado que estos perros fueron criados originalmente para trabajar en el campo, como parte de la caza de conejos y liebres, siendo sus principales funciones el rastreo y la alerta, tienen muy desarrolladas dos capacidades, que, de hecho, los distinguen de otras razas caninas. Una de ellas es el ladrido, que es fuerte pero corto y pausado, y lo emiten en repeticiones constantes; también, es un poco agudo y llega a parecerse a un pequeño aullido. Un beagle de compañía ladrará bastante en casa, cumpliendo con su instinto de avisar a su amo sobre alguna situación, aunque se trate de ruidos insignificantes o vecinos que pasan por la calle, sin embargo, cabe aclarar que no es un perro guardián ni de protección, por lo que no sirve para ese tipo de labores y es muy raro que reaccione ante una amenaza.
La otra habilidad es su muy desarrollado y agudo sentido del olfato, que los vuelve capaces de seguir olores o cualquier rastro, llegando exitosamente al objetivo, incluso, en las condiciones más desafiantes. Es por ello que se les suele ocupar en trabajos de inspección sanitaria o como detectores de drogas y explosivos, principalmente en los aeropuertos.
Cuidados y salud
Gracias a que su pelo es corto, no es necesario cepillarlos diario o cada tercer día; basta con una vez a la semana, para retirar el pelo muerto sobre su cuerpo. En cuanto a la frecuencia del baño, la regla general para la mayoría de los perros es que sea cada tres semanas o un mes, para evitar irritaciones en su piel; no obstante, de acuerdo con Purina –y alguna persona que tenga o haya tenido un beagle lo podrá confirmar–, a estos perros les encanta revolcarse en lugares que huelen mal, por lo que, si es el caso, seguramente, los baños serán más seguidos. Al igual que otras razas de orejas largas y caídas, es preciso revisárselas y limpiarlas con regularidad, para evitar posibles infecciones.
Aunque, en general, es una raza saludable (y también dependerá del cuidado que se le dé), por su complexión y genética, puede estar predispuesta a algunas enfermedades, tales como: displasia de cadera, hipotiroidismo, epilepsia, luxación de rótula y problemas oculares, como glaucoma o distiquiasis.
Origen
De acuerdo con el American Kennel Club (AKC), esta raza es antigua, sin embargo, sus orígenes han sido motivo de conjeturas durante siglos. Incluso, las raíces de su nombre no están del todo claras. Algunos historiadores creen que deriva de la palabra gaélica (grupo de lenguas celtas habladas en zonas de Irlanda y Escocia) beag, que significa ‘pequeño’; mientras que otros señalan que deriva del término francés be’geule, que alude al sonido particular del ladrido de estos perros.
Ahora bien, la misma fuente indica que se tienen registros de la existencia de pequeños perros de caza de conejos y liebres, en Inglaterra, desde antes de que las legiones romanas llegaran, en al año 55 a. C. Para el siglo XVI, muchos caballeros ingleses tenían perros cazadores de distintos tamaños; los más pequeños son los ancestros del beagle que conocemos actualmente. Dicha variedad era importante para algunas personas y se distinguía de los otros perros cazadores debido a que, por su tamaño, se podía trabajar caminando con ellos, sin la necesidad de utilizar un caballo para alcanzarlos o seguirles el paso.
Los beagles comenzaron a llegar a Estados Unidos en tiempo de la Guerra Civil, por ahí de la década de 1860, adquiriendo una popularidad casi inmediata. La primera vez que el AKC registró a un perro de esta raza fue en 1885; su nombre era Blunder.
Beagles famosos
En 2022, el príncipe Harry de Inglaterra y su esposa, Meghan Markle, adoptaron a una perrita beagle, de nombre Mamma Mia, de siete años de edad, la cual fue rescatada de un centro de cría e investigación, en Virginia.
Dentro del mundo de las caricaturas, hay un perro beagle muy famoso a nivel mundial. Aunque no lo parezca, se trata de Snoopy, el fiel amigo canino de Charlie Brown.
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