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Perro rottweiler


No es la ‘bestia’ que parece. A pesar de la mala fama que pesa sobre esta raza canina, estos perros, bien entrenados y en un entorno sano, son nobles y cariñosos





Descendiente del mastín tibetano, el rottweiler es una de las razas de perros más antiguas. Su pasado se remonta a los días del Imperio romano, cuando se le usaba como guardián del César, para la conducción del ganado o el jale de carros, aunque, también, se le adiestró para pelear contra esclavos.

Con la expansión del Imperio romano, este perro migró más allá de las regiones alpinas y llegó a Rottweil, Wurtemberg, Alemania, región de la que adquirió el nombre con el que se le conoce actualmente a esta raza: rottweiler. Ahí, se cruzó con perros nativos germanos y se empleó para distintas tareas, como guiar al ganado, defender a su amo y resguardar los bienes de éste. Por ello, algunas ilustraciones antiguas lo representan con un saco de monedas atado al cuello, como símbolo de protector de las posesiones.


Cuando el asno y, posteriormente, el tren lo sustituyeron en las labores del campo, el rottweiler metzgerhund (traducido del alemán como ‘perro carnicero de Rottweil’) prácticamente desapareció, pero, a principios del siglo XX, se buscaron razas caninas, para apoyar a los servicios policiales. Así, en 1910, se le nombró oficialmente como perro policía.


Temperamento y fisonomía

Es un perro con una fuerza extrema; suele soportar el dolor, sin temor. Su hipersensibilidad le permite responder a estímulos sutiles; sin embargo, su amo debe ser enérgico y firme, para no verse dominado por el animal. Al ser un perro de talla grande, necesita actividad física intensa, como caminar a diario y correr.


Entre las peculiaridades significativas de su físico, destacan sus mandíbulas fuertes y anchas, su cabeza con frente amplia, un cuello robusto, tronco firme, con pecho espacioso, patas largas y vigorosas, además de su pelaje predominantemente negro, con marcas en café rojizo en las zonas de los ojos, del hocico, las patas y la cola.


La altura de los machos varía entre los 61 y 68 centímetros, y su peso promedio es de 55 kilogramos. Las hembras, por su parte, tienen una estatura que fluctúa entre los 56 y 63 centímetros, en tanto que su peso medio es de unos 42 kilogramos, aproximadamente.


Por su fortaleza, gran tamaño, agilidad y resistencia, sin dejar de mencionar su historial laboral como perro de protección, el rottweiler ha sido estereotipado como un perro feroz, incontrolable, malo y peligroso, pero eso no necesariamente debe ser así. Como ocurre con otras razas, el comportamiento del can dependerá del entorno en el que crece y se desenvuelve, así como de la educación y el adiestramiento que se le da.


Este perro se distingue por su obediencia, por lo que, correctamente entrenado, es muy disciplinado, tranquilo y equilibrado, con un comportamiento amable y noble, adaptándose a las circunstancias y al entorno, conviviendo armoniosamente con las personas.



Los rottweiler tienen la cola larga, aunque es común que ésta se les corte, según, por temas de estética; sin embargo, esta práctica ya está prohibida en todas las razas de perros, ya que es considerado maltrato animal. Los ejemplares de rottweiler que tengan la cola cortada no pueden participar en las exposiciones caninas, pues los estándares de este tipo de eventos vetan la amputación de la cola desde el año 2000.


En el cine

La presencia de esta raza en la cinematografía tampoco ayuda a quitar el estigma que posee, pues tiende a ser retratada de una forma negativa. En la cinta Rottweiler, de Brian Yuzna, por ejemplo, un hombre joven logra escapar de un campo de concentración, pero tiene que enfrentarse a un agresivo perro de este tipo, con mandíbulas y dientes metálicos. En Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, el rottweiler Cofi es utilizado por su dueño (Octavio), en peleas sangrientas, para recolectar dinero.


Precisamente, por estas historias, se ha alimentado el estereotipo violento de este perro. Cabe decir, eso sí, que, en la realidad, hay datos que pudieran evidenciar esa mala fama del rottweiler, pues, de acuerdo con información de la Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria, esta raza está clasificada como la más feroz, luego de matar, con sus ataques, a varias decenas de personas en los años pasados. Pero no cabe duda de que, en el envilecimiento del rottweiler, mucho ha tenido que ver la intervención del hombre.


Tener un perro de esta raza conlleva una gran responsabilidad y compromiso, que incluye, como ya mencionamos, un buen entrenamiento conductual, equilibrio del temperamento y control sobre él, para garantizar una sana relación y convivencia con el entorno.

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