El cloro es uno de nuestros mejores aliados cuando de limpieza y desinfección se trata, pues es barato, accesible y muy eficiente, sin embargo, su uso requiere de ciertas medidas de seguridad, ya que una manipulación incorrecta puede tener consecuencias graves en la salud. En esta sección le explicaremos los cuidados necesarios de empleo y cómo debe prepararse según los objetos que vaya a limpiar.
¿Qué es el cloro?
El cloro (Cl), en sí, es un gas natural, del grupo de los halógenos, de color amarillo verdoso, con olor fuerte e irritante, que puede ser tóxico en altas concentraciones. No se halla en estado puro en la naturaleza, sino que está unido a otros elementos químicos, como el sodio (Na), que da como resultado el cloruro de sodio (NaCl) o sal de mesa, por ejemplo. De la misma forma, está presente en el hipoclorito de sodio (NaClO), compuesto que se diluye en agua, a una concentración entre 3 y 5 %, para formar lo que conocemos como cloro doméstico o blanqueador con cloro.
Modo de empleo
Lo primero a considerar es que el cloro doméstico que compramos en el mercado viene en estado concentrado, por lo que es preciso evitar el contacto directo con él. Al momento de manipularlo, use guantes de goma o nitrilo, gafas protectoras y asegúrese de que la habitación tenga una fuente de ventilación. No es recomendable utilizarlo tal cual sale del envase, siempre debe diluirse en agua, a razón, mínimo, de una porción de cloro por tres de agua.
El blog de la Procuraduría Federal del Consumidor recomienda las siguientes soluciones de acuerdo a lo que se vaya a limpiar:
✓ Si va a trapear el piso, haga una mezcla diluida al 0.2 %, es decir, una parte de cloro por 25 de agua.
✓ Para desinfectar el inodoro, diluya 1/4 de taza de cloro en dos litros de agua; luego vierta la solución por toda la parte interior del retrete, deje reposar por cinco minutos y después jale la palanca de desagüe.
✓ Para la ropa blanca, si va a ocupar su lavadora, la solución debe contener 1/2 taza de cloro por 30 litros de agua. Si prefiere hacerlo a mano, entonces será 1/3 de taza de cloro por cada nueve litros de agua.
✓ Para los trastes, diluya una y media cucharadas de cloro en un litro de agua.
✓ Para las superficies, la combinación debe ser de 1/3 de taza de cloro por uno y medio litros de agua.
¡Peligro!
Por otro lado, se tiene la idea de que mezclar cloro con otros productos de limpieza ayudará a potencializar sus propiedades desinfectantes, sobre todo en estos momentos en que hemos incrementado los hábitos de higiene en el hogar, pero ese pensamiento es falso y muy peligroso, ya que se generan reacciones químicas altamente nocivas. Así que jamás, por ningún motivo, combine cloro con:
× Agua caliente: El producto de la reacción será gas cloro, que desprende vapores tóxicos que afectan al sistema respiratorio, provocando tos, dolor de pecho e, incluso, retención de agua en los pulmones. Además, todo será en vano, ya que el agua caliente, contrario a lo que se piensa, inhibe el poder desinfectante. Lo mismo sucede si se mezcla cloro con ácidos cítricos.
× Alcohol: Ya sea en líquido o en gel, el resultado es el cloroformo, que, al inhalarlo, causa mareos, náuseas y daños en el sistema nervioso.
× Agua oxigenada: Se producen cloratos y gas cloro, que causan afectación en las membranas mucosas, incluyendo ojos, garganta y pulmones. Cabe mencionar que se presentarán los mismos inconvenientes si se mezcla cloro con ácido muriático.
× Vinagre: La combinación dará como resultado ácido peracético y gas cloro, causando los mismos daños que los mencionados en el punto anterior.
× Amoniaco: El producto será cloramina, que genera daños pulmonares y de hígado. En casos leves, provoca dolor de cabeza y dificultad para respirar.
Si la solución concentrada de cloro llegara a entrar en contacto directo con la piel, debe lavar inmediatamente la zona afectada, con abundante agua y jabón neutro. Si presenta cualquier otra anomalía o reacción, consulte a su médico a la brevedad.
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