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Fuerte Bhangarh



El lugar más espeluznante en la India



Al noreste del extenso estado de Rajastán, en la India, a 75 kilómetros de la gran ciudad de Jaipur, a la mitad de una colina, se encuentra el imponente Fuerte Bhangarh, que es uno de los principales atractivos turísticos de la región y del país, por dos motivos: el primero, por sus dimensiones y su belleza arquitectónica (está construido a base de piedra), que, pese a tener casi 500 años de existencia, se mantiene muy bien conservado; y el segundo, porque tanto el complejo como sus alrededores poseen la fama de ser el lugar más embrujado de la India, lo que alienta la curiosidad de locales y visitantes.


Es por ello que el Servicio Arqueológico de la India no permite el acceso al recinto antes de las seis de la mañana ni después de la seis de la tarde, cuando se pone el sol, y recomienda que tampoco se merodee por sus cercanías a esas horas. ¿Pero qué fue lo que sucedió ahí, que causa tanto miedo entre los habitantes?


De acuerdo con las creencias, que se han transmitido entre generaciones, el lugar fue víctima de un maleficio en el siglo XVIII, aunque las circunstancias no son del todo claras, ya que se habla de dos leyendas que dieron origen al abandono y al destino catastrófico del fuerte.


La primera de ellas tiene que ver con la construcción del complejo. Bhagwant Das, miembro de la casta Kachwaha, general de Akbar y rajá de la región de Amber (que posteriormente se convertiría en Jaipur), mandó a edificar el fuerte, en 1573, como un regalo para su segundo hijo, Madho Singh.


El lugar ideal eran las laderas de una colina que tenía vista hacia el pueblo de Ajabgarh, pero, ahí, vivía un ermitaño que se negaba a ceder su sagrado espacio para la construcción del fuerte. Ante esto, el rajá le ofreció que su casa formara parte del complejo, quedando protegida por sus muros. El ermitaño aceptó, pero puso una sola condición: que ningún edificio o estructura de la fortaleza le hiciera sombra a su casa, donde él se sentaba a meditar.


El rajá le dio su palabra y construyó su fuerte de un modo que no afectara al hombre. Pero a lo largo del tiempo, el monumento fue ampliándose cada vez más, de acuerdo con las necesidades que exigían las épocas, al grado de que, durante la segunda mitad del siglo XVIII, cuando ya habitaba en el palacio la joven princesa Ratnavati –bisnieta del rajá Bhagwant Das y nieta de Madho Singh–, se le añadieron algunas estructuras más. El problema fue que éstas generaron sombra a lo que alguna vez fue el refugio del ermitaño.


La gente cree que el hombre, ya fuera en el momento del acuerdo o antes de morir, lanzó un hechizo contra la dinastía, el fuerte y sus alrededores por si, alguna vez, la promesa inicial se rompía. Y es que, en los años siguientes, una severa y larga hambruna azotó al pueblo de Ajabgarh, que provocó la desaparición de los habitantes en 1783, quedando la zona completamente abandonada, incluido el complejo.



La otra leyenda coincide con la anterior en las fechas y en la presencia de ciertos personajes, pero el desenlace se relaciona con un maleficio a causa de un amor no correspondido. En esta historia, no se menciona a ningún ermitaño; por el contrario, la fortaleza se construyó con total libertad, bajo las órdenes del rajá Bhagwant Das, en 1573. Pero todo inició a mediados de la centuria de 1800, en los tiempos de juventud de la princesa Ratnavati. Era una mujer de belleza extraordinaria, por lo que era considerada entre los caballeros como ‘la joya de Rajastán’.


Lógicamente, la joven tenía una lista interminable de pretendientes y uno de ellos era un sacerdote tántrico, que era conocido por su gusto y buen dominio de la magia negra. Él estaba locamente enamorado de la princesa y pensó que podía valerse de sus conocimientos esotéricos para lograr que ella le correspondiera; así que elaboró una pócima de amor.


Cuando la doncella bajó al pueblo en busca de un perfume, el hechicero intercambió las botellas y le dio la pócima. No obstante, de alguna manera, Ratnavati se dio cuenta del engaño y, furiosa, lanzó el frasco bruscamente contra una enorme roca, la cual se desestabilizó y comenzó a rodar en dirección al sacerdote, causándole heridas mortales. Pero, antes de dar su último suspiro, el hombre lanzó un conjuro en el que declaró que los habitantes del fuerte y de las zonas aledañas serían destruidos y no tendrían la oportunidad de reencarnar, de modo que sus almas pasarían la eternidad vagando en este plano; y el mismo destino tendrían aquellos que posteriormente decidieran vivir en la fortaleza o en el pueblo.


La superstición general dicta que, al parecer, el maleficio del hechicero tuvo efecto, ya que, tiempo después, el fuerte y la ciudad fueron invadidos por los mongoles del norte, quedando abandonados desde 1783.


Sea cual haya sido la verdadera causa, ambas historias tienen como común denominador el supuesto lanzamiento de una maldición. Las poblaciones que existieron después y hasta la fecha se tomaron muy en serio la creencia, ocasionando que la región se mantuviera inhabitada por varios siglos. Sin embargo, al parecer, es una zona calurosa, propensa a sequías constantes, pero esto sólo ha alimentado aún más el pánico colectivo, por considerar esos fenómenos como producto del maleficio.


Ha sido sólo gracias a las labores de riego, por parte de las autoridades locales, en las últimas décadas, que la gente ha comenzado a asentarse nuevamente en los límites de Ajabgarh, aunque, todavía, con cierta cautela, pues sigue pensando que cualquier construcción que se haga colapsará.


De acuerdo con lo dicho por visitantes y locales, al interior del fuerte y sus alrededores, se escuchan gritos desesperados, el llanto desconsolado de mujeres, el ruido de cadenas, melodías antiguas, y se perciben olores peculiares. Asimismo, se pueden ver sombras y cambios extraños de luz.


El Servicio Arqueológico de la India sabe que el Fuerte Bhangarh es un medio que representa una buena entrada de dinero a la zona, pues es un lugar muy socorrido por turistas de todo el mundo, que llegan atraídos por sus historias espeluznantes y por su casi intacta y bella arquitectura; no obstante, no deja de lado la superstición, por lo que, al llegar al complejo, en la entrada principal, colocó un cartel que indica que se prohíbe el acceso antes del amanecer y después del anochecer.


Para llegar ante imponente complejo, hay que cruzar por el pueblo desolado, el cual sirve perfectamente como introducción para la experiencia de miedo que se busca vivir al interior de la fortaleza, la cual está integrada por varios templos –como el de Hanuman, el de Ganesh, el de Someshwar, entre otros–, residencias sacerdotales, mansiones, cámaras públicas, el palacio de los bailarines, un mercado y, hasta el fondo, el palacio real, que es la edificación de mayor tamaño y la más espeluznante.















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