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Ophelia Morgan-Dew y Adhara Pérez, niñas genio



Poseen un IQ mayor que Einstein, y una de ellas es mexicana




A lo largo de la historia, han destacado personas del ámbito científico, como Albert Einstein y Stephen Hawking, entre otros, por su sorprendente coeficiente intelectual (IQ). Con ellos como referencia, uno se puede dar una idea de los parámetros para considerar que alguien sea un genio.


Desde este momento, es importante recalcar que un individuo con un coeficiente de 130 ya es considerado como un prodigio, aunque Einstein rebasaba esa cifra, pues tenía una puntuación de 160 de IQ.


Bajo esa referencia, en la actualidad, destacan dos niñas: Ophelia Morgan-Dew y Adhara Pérez, quienes han llamado la atención, en los último años, porque su coeficiente intelectual ha resultado ser más alto que el de Einstein, uno de los más prestigiosos genios de la historia.


¿Cómo se mide el IQ?

Dentro del ámbito clínico y psicopedagógico, se ocupa la Escala Wechsler de Inteligencia para Niños (WISC, por sus siglas en inglés), la cual mide la inteligencia de los niños desde los seis a los 16 años de edad. Las puntuaciones se dividen de la siguiente manera:


· Menos de 70 puntos: Muy bajo

· Entre 70 y 79 puntos: Límite

· Entre 80 y 89 puntos: Normal bajo

· Entre 90 y 109 puntos: Medio

· Entre 110 y 119 puntos: Normal alto

· Entre 120 y 129 puntos: Superior

· Más de 130 puntos: Muy superior al promedio



El caso de Ophelia Morgan-Dew


Ella es originaria del Reino Unido y se volvió tendencia en el año 2018, porque, con tan sólo tres años de edad, su coeficiente intelectual era superior al de la mayoría de las personas en general. Como cualquier infante, le encanta correr, ensuciarse, jugar con sus primos. Lo único diferente al resto de los niños de su edad es que su IQ es de 171 puntos. Así es, a pesar de su juventud, su puntuación es mayor a la de Albert Einstein y Stephen Hawking.


Los padres de la niña, Nathalie y Ben, contaron cómo fue su experiencia cuando notaron que su hija tenía cualidades ‘diferentes’. Según el testimonio de la madre, para el programa Victoria Derbyshire, de la cadena BBC, lo empezaron a notar cuando la pequeña tenía, aproximadamente, ocho meses de vida, pues ya identificaba los colores, las letras y los números.


A los dos años, Ophelia ya sabía el alfabeto. Y si bien, para ellos, era sorprendente en ese momento y reconocían que el intelecto de su hija estaba por encima del promedio, fue hasta que la pequeña asistió a la guardería cuando entendieron cuán avanzada estaba sobre sus compañeros. Así que decidieron llevarla con un psicólogo infantil, especialista en niños superdotados, para que la pudiera evaluar.


El padre dice que su motivo principal para hacerle un diagnóstico a su hija fue saber cómo podrían ayudarla, porque no querían que se sintiera poco estimulada, pero tampoco querían forzarla. De este modo, Ophelia tomó la prueba Stanford-Binet, la cual evalúa áreas como la conciencia espacial, las habilidades verbales y lógicas, en niños a partir de los dos años de edad.

Por sus resultados, la pequeña se convirtió en la persona más joven en ser parte de Mensa, una asociación internacional de personas superdotadas, en Reino Unido. Aunque, ahora, Ophelia “comprende y asimila todo mucho más rápido de lo normal”, tanto así que “es como hablar con una persona de 19 años", como dice su padre, la verdad es que aún no tienen un plan a futuro, pues, sin importar lo que ella decida hacer, lo que más quieren sus padres es que esté sana y feliz.



El caso de Adhara Pérez


Es una niña con un coeficiente intelectual de 162 puntos; un completo orgullo mexicano. La pequeña es originaria de Veracruz, aunque, desde muy pequeña, radica en la Ciudad de México, junto con su familia.


Desde los tres años, ya dominaba la tabla periódica y tenía conocimientos avanzados de álgebra. Este 2023, cumplió 12 años y ya ha estudiado dos carreras: ingeniería en sistemas, en la Universidad Tecnológica de México, y matemáticas, en la universidad virtual CNCI. Además, está cursando una maestría en ciencias en ingeniería mecánica, en el Instituto Politécnico Nacional.


Sin embargo, para llegar a esos niveles educativos, primero, tuvo que ser ‘descubierta’. En la primaria, cuenta Nallely Sánchez, madre de la niña, Adhara era molestada por sus compañeros de clase, quienes la catalogaban como una ‘rara’. Incluso, sus profesores creían que la pequeña no se esforzaba en la escuela, porque, regularmente, se quedaba dormida, así que creían que no iba a tener futuro exitoso. ¡Qué equivocados! Nallely sabía que su hija tenía cualidades especiales, pues desde muy pequeña, demostró tener conocimientos que iban más allá de los comunes para su edad.


A la edad de tres años, la madre de Adhara la llevó a terapia, donde fue diagnosticada con autismo; para ser más exactos, con el síndrome de Asperger, pero con un IQ muy avanzado. De hecho, la Autism Society ha dicho que es común que las personas con Asperger posean un coeficiente intelectual arriba del promedio. Inclusive, se ha especulado que muchos de los más reconocidos intelectuales en su medio y aquellos que están por encima de la media han mostrado señales asociados a este síndrome.


Bajo estas condiciones, la familia de Adhara acudió al Centro de Atención al Talento (CEDAT), un organismo para niños con capacidad intelectual superior, que busca proporcionarles las mejores condiciones de desenvolvimiento, para que no sufran discriminación educativa y social, tal como lo vivió Adhara.


Después de su test de IQ, se confirmó que la niña era una superdotada, ya que obtuvo una puntuación de 162. Este fue su primer paso para empezar a estudiar en las aulas del CEDAT. Pero la situación se volvió complicada debido a que los precios que la familia tenía que pagar eran muy elevados.


Así, tuvo que completar sus estudios, de manera presencial, en escuelas tradicionales. Afortunadamente, los realizó mediante la aceleración de grado, por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), lo que le permitió moverse a través de un plan curricular, de manera más rápida, y no apegarse a los lineamentos tradicionales de cada etapa educativa. De este modo, Adhara terminó la primaria a los cinco años de edad; la secundaria, a los 6 y medio; y el bachillerato, lo acabó en un año.


En las entrevistas que ha proporcionado esta niña genio mexicana, ha dejado en claro su fascinación por el espacio exterior y sus componentes. Por eso, no es de extrañar que, en agosto de 2022, la Agencia Espacial Mexicana (AEM) la invitó a dar una conferencia, en el Congreso Nacional de Actividades Espaciales (CONACES 2022).


También, se espera que, ahora que tiene 12 años y posee la preparación necesaria, pueda incorporarse, en un programa de co-tutela doctoral, a alguna institución educativa francesa, para que pueda aplicar sus conocimientos en seguridad estructural de naves espaciales. Por otro lado, Adhara no olvida su sueño de ser astronauta y pisar la Luna o, incluso, el planeta Marte; también, ha compartido un mensaje claro para los niños y las niñas que son como ella y que han sufrido bullying alguna vez: “No se rindan, no dejen que esos niños les digan qué hacer o qué no pueden. Yo sé que sí pueden y estoy con ustedes”, dando a entender que, si uno cree en sí mismo, puede lograr lo que se proponga, sin importar lo grande que parezca el sueño.


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