
Es posible que, sin saberlo, cada vez que se va a la cama a dormir, unas diminutas criaturas, imperceptibles, estén ‘velando su sueño’ y, cual Drácula, se alimenten de su sangre; nos referimos a las chinches (Cimex lectularius), insectos del tamaño de una semilla de manzana, que son tan hábiles para esconderse en las almohadas, colchón, tapetes y alfombras, y que pueden convertirse en una plaga y causar graves problemas a la salud debido a sus mordeduras. En casos muy extremos, pueden conducir hasta la muerte por sepsis.
¿Cómo llegan a casa?
Incluso, teniendo una impecable higiene, las chinches pueden colarse a nuestros hogares. La forma más común es a través del equipaje, cuando regresamos de un viaje en el que hayamos dormido en un hotel. Una vez en casa, se alojarán en el colchón y en las almohadas, y les será fácil reproducirse, ya que encontrarán abundante alimento para crecer: la sangre.
Para evitar esto:
1. No suba sus maletas a la cama. De preferencia, desempaque en un sitio distanciado de ella.
2. Antes de acomodar su ropa, lávela toda, aunque esté limpia o nueva.
Una chinche hembra pone alrededor de cinco huevos diarios, y las crías nacen entre cuatro y 12 días después. Una chinche adulta, bien alimentada y en condiciones favorables de temperatura (mayor a 10 °C), puede sobrevivir entre 99 y 300 días. Debido a esto, la población de estos insectos puede doblarse en número cada 16 días.
¿Cómo saber si hay chinches en casa?
Una de las principales señales de la presencia de estos insectos son las manchas negruzcas o de un tono entre amarillo oscuro y marrón en el colchón y en las almohadas.
También, podemos darnos cuenta por el rastro que dejan con sus heces. Se ven como pequeños y abundantes puntos negros en el zoclo de las paredes, en las esquinas de la recámara, entre las costuras del colchón o debajo de los tapetes.
Las chinches pasan todo el día escondidas en grietas o rincones oscuros, y salen a buscar su alimento en la madrugada, entre la media noche y las cinco de la mañana. Pueden caminar, relativamente, largas distancias (de un extremo al otro de la habitación) para acercarse al humano, atraídas por el CO2 que produce al respirar y por el calor del cuerpo.
Una vez que han llegado a su fuente de alimento, penetran la piel, con sus mandíbulas, para buscar los capilares. Encontrarlos no siempre es tan rápido y sencillo, por lo que hacen múltiples mordeduras, las cuales resultan en ronchas rojizas en la dermis. Les toma de cinco a diez minutos succionar la sangre de una comida y pueden ingerir la cantidad equivalente a tres veces su peso. Cuando han satisfecho su hambre, regresan a su escondite, para iniciar con el proceso de digestión, el cual requiere de tres a siete días.
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¿Cómo eliminarlas?
Debe saber que las chinches de cama han evolucionado a lo largo de los siglos, volviéndose cada vez más resistentes a los insecticidas, por ello, los productos químicos de uso casero no funcionarán. La opción es llamar a los profesionales en control de plagas y acatar todas sus instrucciones al momento de la fumigación, ya que utilizan métodos o sustancias muy fuertes que pueden afectar nuestra salud.
Asimismo, le recomendamos que deseche los objetos infestados para evitar enfermedades o una posible repoblación de chinches.
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