Se trató de Fantasmagorie, un corto cuyos dibujos presentaron movimiento y transformaciones autónomas entre escenas, por lo cual es considerado como la primera producción animada íntegramente hecha. Se estrenó en Francia, el 17 de agosto de 1908, y fue realizada por el dibujante francés Émile Cohl, quien se basó en las técnicas de animación sentadas en la cinta estadounidense Humorous phases of funny faces (1906) –precedente de este tipo de obras–.
El filme tiene una duración de tan sólo un minuto con 57 segundos, pero la cinta sobre la que está plasmado mide 36 metros de largo, con más de 900 dibujos hechos a mano, por Cohl, con un estilo sencillo e infantil. Los realizó cuadro por cuadro, con trazos de tinta china sobre un lienzo blanco; luego, utilizó un contratipo del negativo, para invertir los colores y lograr el efecto final: tiza blanca sobre pizarrón negro. La película muestra a un niño, que se va moviendo entre diferentes escenarios e interactúa con otros personajes, sin contar una historia en particular. Fue distribuida por la compañía Gaumont y tuvo buen recibimiento por parte del público, lo que animó a Cohl a crear cerca de 300 cortos más, aunque, actualmente, sólo se conservan 65.