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Epidemia de baile en Estrasburgo



El primero de agosto de 1518, la ciudad de Estrasburgo, al noreste de Francia, vivió el auge de un extraño fenómeno social en donde la gente no paraba de “bailar”. El episodio comenzó a finales de julio de ese mismo año, cuando una joven, llamada Frau Troffea, anduvo por las calles, realizando extraños movimientos corporales, como si estuviera danzando. Así permaneció durante un tiempo, contagiando a más personas de su frenesí, hasta que cayó desmayada. En una semana se juntaron cien “bailarines” y, para principios de agosto, el número ascendió a 400.

Ante la imposibilidad de las personas para detenerse, los médicos locales diagnosticaron que se trataba de un trance producido por el recalentamiento de la sangre, y que la única cura era que siguieran bailando hasta que su cuerpo decidiera parar, por lo que montaron una pista de baile y les proporcionaron música. Lamentablemente, el tratamiento no resultó, pues la mayoría de la gente falleció de cansancio, por ataques al corazón y derrames cerebrales. Los sobrevivientes fueron llevados a la capilla de San Vito, donde, se dice, se curaron gracias a la divinidad del santo.

Los cultos religiosos, la sífilis, el ergotismo (enfermedad causada por el hongo del trigo) y trastornos mentales se señalaron como otras posibles causas del hecho. No obstante, la teoría más aceptada indica que se debió a un caso de histeria colectiva, originada por la antigua creencia de que San Vito castigaba a los pecadores con convulsiones, o bien, que fue una forma de canalizar la angustia que la población sentía a causa de la crisis de aquella época.

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